META HUMANOS

Ya no somos los mismos

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A pesar de que el presente es complejo y de que estamos lejos de estar en una situación ideal, como joven agradezco el proceso por el que está pasando Guatemala.

' Durante muchos años, nos olvidamos del nivel de responsabilidad que le pertenece a la ciudadanía.

Caterina Méndez

Desde que tengo memoria tuve poca esperanza en la política, pues con frecuencia solía escuchar, dichos como “pasamos de Guatemala a Guatepeor”; y a la gente decir: Aquí no hay seguridad; la salud pública es casi inexistente; la educación pública terrible y limitada; el transporte público no funciona; los impuestos se los roban, etc., etc.

Aunque la voz colectiva del entorno me hizo pensar que el cambio en Guatemala no era posible, al punto de desear irme a vivir fuera y no regresar, en el 2023 me ocurrió algo diferente…

Si bien fue un año de enormes retos, me recordó que lo que vale la pena en la vida no es fácil y construir un país digno tampoco lo es. Lo que vemos al admirar países del extranjero no es coincidencia. Su sistema no funciona por arte de magia. Funciona gracias a una visión de largo plazo y al trabajo perseverante y enfocado de la ciudadanía que hace y exige que todos cumplan con su parte.

Reitero mi agradecimiento por el 2023 porque considero que hoy estamos mejor de lo que estábamos antes. Acertadamente lo dijo Cantinflas: “Estamos peor, pero estamos mejor porque antes estábamos bien, pero era mentira; no como ahora que estamos mal, pero es verdad”.

Así como para despertar se necesita un shock de agua fría, la coyuntura del año pasado fue el shock que la ciudadanía guatemalteca necesitaba para despertar y anteponer el bienestar de la nación, sobre la comodidad personal.

Finalmente llegamos a reconocer lo mal que estábamos al tener una libertad de prensa agonizante, un sistema de justicia cooptado y un pacto de corruptos arrasador.

Por fin descubrimos que Guatemala no tiene nada que envidiarle a otros países. Tenemos una tierra fértil, bendecida con riquezas naturales y la energía de una mayoría joven. El problema es que nos habíamos acostumbrado a aceptar vivir en un sistema corrupto, abusivo e ineficiente.

Durante muchos años, nos olvidamos del nivel de responsabilidad que le pertenece a la ciudadanía, y dejamos de exigir nuestros derechos, fiscalizar a las autoridades y hacer nuestra parte. Nos acostumbramos a normalizamos cosas que no son normales.

La frustración colectiva de un sistema cooptado, fue la causante en el 2023 de nuestro malestar social y de nuestro despertar. Nos hizo darnos cuenta de que no teníamos el país que merecíamos y mucho menos el que queríamos. Hoy lo reconocemos, lo sabemos y estamos listos para protegerlo y potenciarlo. Como joven, esa certeza me alegra y me compromete. Gracias a lo que hemos vivido, hoy reconocemos que merecemos vivir en mejores condiciones. Hoy estamos conscientes de que es nuestra responsabilidad: heredar un mejor país.

Aunque a momentos estuvimos a punto de dividirnos, defendimos la institucionalidad democrática, como un mínimo vital no negociable para construir juntos el país que soñamos y merecemos. Finalmente llegamos a tener una mentalidad más amplia que se atrevió a soñar; dejamos de conformarnos con lo mismo de siempre. Afrontamos los retos que conlleva nuestra diversidad. Decidimos darnos la oportunidad de probar un camino diferente y ser co-creadores del futuro.

El 2023 fue un punto de inflexión, para empezar nuevos caminos. Hoy estamos mejor que ayer, porque hoy sabemos más. Ya no podemos darnos el lujo de desentendernos de la política. Somos seres políticos, no solamente consumidores. El camino apenas empieza y no será fácil. Seremos corresponsable de darle rumbo a Guatemala con visión de largo plazo y una agenda de país con objetivos compartidos.

ESCRITO POR:

Caterina Méndez

Estudiante (literal y figurativamente). Aprendo incansablemente y escribo sobre estos aprendizajes con la esperanza de que le puedan ser útiles a más personas. Sueño/trabajo por un mundo de más empatía, bienestar y alegría.