Comida viva vrs. chatarra
No sé si Susana, en alguna vida anterior, habrá vivido en Guatemala. Ella vino desde Alemania, hace más de una década, para quedarse a vivir en el mágico paisaje del Lago de Atitlán. Desde entonces se dedica a combatir la contaminación que mata al lago, a su entorno natural, como a las familias en condiciones de pobreza.
Recién llegada a San Marcos La Laguna, Susana se escandalizó cuando observó que la gente vivía entre los desechos plásticos y materiales no biodegradables como las bolsitas de la comida chatarra. “¡Aparecían por todos lados!”, me dijo.
Allí Susana incubó su primer sueño. Lo materializó al fundar el movimiento ecológico “Pura Vida”. El propósito de esta organización es enseñarle a la gente un manejo alternativo de los desechos sólidos. El concepto se basa en el reciclaje de las botellas plásticas, rellenándolas con basura seca para convertirlas en “ecoladrillos” y construir con ellos viviendas permanentes. Elaboró un manual para capacitar a las familias en el proceso. El concepto de ecoladrillos se difundió con éxito por todo el país.
Segundo sueño. No es un secreto que el departamento de Sololá ocupa el segundo nivel en desnutrición crónica a nivel nacional. La gente gasta el poco dinero que tiene en comida chatarra. ¿Cómo combatirlo? “Susana remontó la corriente de nuevo”, susurró el Clarinero. Creó un “Paquete Nutritivo”, con un manual donde explica por qué las frutas, las verduras, las hierbas, nutren y energetizan el cuerpo. Lo presenta con imágenes como La Olla Nutritiva, La Refacción Escolar Nutritiva, Las Huertas Escolares. La ilustraciones detallan el valor nutricional de los alimentos y los porcentajes que debemos consumir para conservarnos sanos y alegres. Vea: www.puravidaatitlan.org
Para Susana, el Paquete Nutritivo es como la promoción del “triple saldo” en los celulares. 1. Mejora la nutrición del niño y lo previene de enfermedades. 2. Reduce la contaminación ambiental por el menor consumo de bebidas carbonatadas y comida chatarra. 3. Incentiva los mercados locales por el incremento en la demanda de frutas, verduras y semillas.
Susana eligió las escuelas para dar a conocer su plan nutricional. Introduce el tema con el Alfabeto Nutritivo: “A, amaranto; B, banano; C, chipilín; D, durazno; E, ejote; F, frijol; G, güicoy; H, hongo; I, izote El alfabeto está bellamente ilustrado e impreso en láminas grandes, para colocarlas en las aulas. Entrega láminas pequeñas para que los alumnos se las lleven a su casa y conversen en familia del tema.
Susana ha visitado 32 escuelas. Sin embargo, aprovecha cualquier momento para generar conciencia. “Si vamos en la lancha cruzando el Lago, juego con los niños, les digo ¡Adivina! ¿recuerdas qué fruta o verdura es A? ¿y B?…”.