Cómo fingir inocencia

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No importa si es sobre el trabajo infantil o los niños atrapados en las fronteras; mientras más dramático, mejor.

Convenza al mundo de sus buenas intenciones. A nadie le importa si miente, de hecho todos lo saben porque lo practican a diario. Tenga a mano cifras y datos bien elaborados para demostrar aquello que nunca se hizo y nunca se hará. Al final de cuentas, quien está atento a sus palabras conoce bien esos trucos y los respeta. Nadie se atrevería a desmentirlo.

Si es posible, por razones de logística, rodéese de un grupo de niños o de representantes de otras comunidades en problemas cuando hable de un tema que les concierne. Eso impacta. Nada es más convincente que la presencia física de los grupos vulnerables y mejor aun si les permite expresarse. Truco infalible para proyectar una imagen de empatía y sentido social.

Haga uso de los recursos que le da el poder y no se preocupe por su legalidad, porque después de unos días de protestas todo el mundo lo habrá olvidado ante el surgimiento de alguna otra crisis aun más grave. Capacite a sus colaboradores en el arte de inventarlas. Eso siempre funciona, no importa cuán consciente de ello esté la ciudadanía.

Instruya a sus mandos medios en la práctica de la afirmación rotunda. Nada hay más efectivo frente a una demanda urgente que mirar a los ojos de sus interlocutores y afirmar con absoluta seguridad que cumplirá su promesa. La táctica ha sido probada con excelentes resultados en casos tan sensibles como las leyes de tenencia de la tierra, leyes de aguas y otras que hacen peligrar a los sectores de poder.

Este breve manual es la herramienta infalible de la política. Para muestra, hay que escuchar el discurso de Obama sobre la niñez migrante, una realidad que se trató de ignorar hasta que de pronto algo detonó el escándalo y no fue posible disimularla. ¿Que acaso las autoridades estadounidenses, mexicanas y de los países de origen de estas niñas y niños migrantes no sabían nada hasta hace una semana?

¿Es que no han intentado acallar el escándalo de la trata y del tráfico de drogas, por tocar intereses y a personajes bien protegidos? El discurso de Obama es una pieza de antología de la mentira política y una muestra de cómo elaborar conceptos para simular inocencia ante una situación provocada por sus propias maniobras diplomáticas. Y luego, el coro de los presidentes del Sica, abogando por un trato humanitario que saben no se va a producir, porque la verdad es que a ninguno de ellos les preocupa el destino de esos infantes o hubieran adoptado medidas para prevenir una migración de altísimo riesgo y en condiciones infrahumanas.

Esos son los líderes, los dueños de la verdad y de las decisiones. Un bloque cerrado cuyos actos son medidos y condicionados por quienes poseen el poder real: los pequeños círculos de las finanzas y el poder económico
empresarial.

elquintopatio@gmail.com

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