ALEPH
¿Cómo pegarlo todo?
El país se mueve. Elecciones a la puerta, el juicio por genocidio como sedimento sin reposo y el caso de La Línea nos enfrentan a movimientos telúricos aún más fuertes de los acostumbrados. La manifestación del 25 de abril, calificada ya como histórica, aunque no inédita desde mi particular punto de vista, así como las posteriores, documentan la indignación y el hartazgo.
“Perder el miedo, es pasar a ser indignados”, dice Castells. El miedo ha sido el recurso empleado durante las últimas décadas en Guatemala para contener la propuesta ciudadana y sostener un orden oscuro, violento y corrupto. Se perdió ahora el miedo, en parte, porque en los cuerpos de la juventud actual ya no hay memoria celular de la guerra, y eso ayuda. Se perdió el miedo ciudadano también, porque la clase política (y sus socios y patrocinadores) perdieron hace tiempo la vergüenza y ya nos han puesto contra la pared. Y se perdió también porque la Cicig destapó la olla; si no, el caldo seguiría cocinándose. Y ahora, ¿de qué lado está el miedo?
Pero ¿cómo pegar todo lo que está pasando para lograr una acción de fondo y no perder esta oportunidad histórica? No creemos en superhéroes. Durante los próximos meses es muy posible que enfrentemos mayor violencia y aún mayores pérdidas económicas en aduanas, porque en río revuelto, ganancia de ladrones, megalómanos y demás fauna del bestiario nacional. Además, escaseamos, entre las propuestas políticas actuales, de liderazgos con credibilidad y legitimidad.
Si renuncia el binomio presidencial, que es lo que correspondería según la lógica de una “cadena de mando” tan obvia, ¿qué pasaría? Antes que nada, el mito del nahuilón y la bruja dejémoslo para los cuentos. Sabemos que alguien que estuvo en inteligencia militar y traía su propia historia de sombras al cargo presidencial, está al tanto de todo lo que sucede y comparte ampliamente la responsabilidad de los hechos asociados al secretario privado de la Vicepresidencia. ¿Una mujer que dejó ir la oportunidad de representarnos dignamente? Sí, totalmente cierto. Que sea juzgada si procede. Pero ¿de cuántos políticos hombres podríamos decir eso y más? Otra cosa es que se quiera preservar la institucionalidad y sacrificar a la vicepresidenta, decisión que ha de tener en ascuas a muchos.
¿Asamblea Constituyente? Parece que no va. ¿Surgirá de las entrañas de Guatemala alguna fuerza política radical para el cambio que necesitamos? Usted sabrá si cree en los milagros. ¿Llegamos a las elecciones tal cual estamos y uno de los candidatos punteros gana, pero siendo el abstencionismo el gran elector? Le tocaría gobernar sin legitimidad y llenar rápido los vacíos expresados por quienes no creemos en este sistema político. Esto pediría un cambio profundo de estrategia o una especie de dictadura (mediática, por ejemplo). Y no veo gente dispuesta a lo primero entre quienes van. Antes el miedo fue el pegamento. Hoy ¿qué podría ser? La justicia primero, la determinación y decisión de gente comprometida y pensante de todo el país, escuchando y dialogando, sumándose no solo a las manifestaciones, sino a acciones concretas de cambios posibles. Buen aglutinante.
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