PEDRO GARCÍA  ARREDONDO, en ese entonces jefe del Comando Seis de la Policía Nacional, dirigió la acción violenta, pese a los reiterados llamados del embajador español, Máximo Cajal, para que los agentes detuvieran esa acción que acabó en tragedia. Dos días después, quienes asistimos a los funerales de los campesinos asesinados en la Embajada vimos cómo un grupo de matones de la Policía acribilló a balazos a los estudiantes Jesús España y Gustavo Adolfo Hernández frente a centenares de personas. Era la época del terror y de la impunidad con que actuaban los esbirros al mando de Donaldo Álvarez Ruiz, ministro de Gobernación; Germán Chupina Barahona, director de la Policía Nacional; Manuel Valiente Téllez, jefe del Cuerpo de Detectives, y García Arredondo.
 
LA MASACRE DE LA EMBAJADA  de España solo fue uno de los trabajos de esa entente tenebrosa. Un documento desclasificado de la Embajada de Estados Unidos de los años 1980 reveló que los asesinatos de los dirigentes políticos Manuel Colom Argueta y Alberto Fuentes Mohr también fueron ejecutados por el Comando Seis, dirigido por García Arredondo, sobre quien pesan denuncias de haber asesinado a no menos de 240 personas. Con justa razón Amnistía Internacional afirmó que existía un “plan gubernamental de asesinatos políticos”. En la Guatemala de esa época era delito pensar diferente al régimen porque la estructura de muerte estaba aceitada para aniquilar toda forma de oposición.
 
AUNQUE EL FALLO condenatorio contra García Arredondo por   la masacre   en la Embajada de España llega 35 años tarde, es un paso fundamental en el combate de la impunidad y el resarcimiento moral de los damnificados por ese hecho. Para la memoria colectiva de los guatemaltecos es importante que se haga justicia en uno de los episodios más terribles de nuestra historia, el cual desnudó ante el mundo la crueldad del régimen militar. La pena de 90 años de cárcel impuesta al exjefe del Comando Seis contribuye a cerrar las heridas que nos dejó ese régimen de terror y para evitar que se vuelva a usar  la estructura del Estado para ejecutar crímenes.

@hshetemul