Ya se decía que Guatemala había alcanzado otra vez una posición estratégica en la Cuenca del Caribe, por su ubicación cerca de las fronteras con Norteamérica. Arranco allá por los años 80, en la época de las pandillas a las que se incorporaron los guatemaltecos, ubicadas en California, junto a las mafias mexicanas del narcotráfico que formaron las bandas Salvatrucha y M-18. Estas posteriormente se fueron ampliando con otras organizaciones criminales dentro de Honduras, El Salvador y Guatemala. Para mientras, en Estados Unidos estaban entretenidos en el Medio Oriente, preocupados con los grupos más radicalizados de los fundamentalistas como Hezbolá, Yihad Islámica, Takfir o Al Qaeda, y sobre todo los recuerdos del 11-M.

Mientras Guatemala, como Rusia en la transición, con un vacío de poder que hizo crecer un Estado mafioso. Y al mismo tiempo nuestros políticos tradicionales, desprestigiados, claman que han recorrido Guatemala, en helicóptero, que conocen lo que pasa. Pero no detectan los “signos” que señalan las cosas que pasan. Como el caso del presidente, que no renuncia, a pesar de que se lo piden cuando no tiene gobierno ni credibilidad y perdió su “Estado Mayor militar” por corruptos. Lo anterior ha llevado a la quiebra económica del Gobierno: “con una baja recaudación que continuará. Los aspirantes a la Presidencia heredarán una deuda financiera gravísima, según opinión de expertos en el Diálogo Libre (PL). Hasta que los Estados Unidos reaccionó e intervino la SAT, pues Guatemala volvió a ser un problema para Washington, pues este es un desastre para “el Triangular Norte”, Y que puede generar también un problema para el contexto regional e internacional, por lo que finalmente el cuerpo diplomático señaló que “aboga por medidas de transparencia” (Prensa Libre)…

Pero a pesar de todo esto, en Guatemala cuatro empresas transnacionales y una nacional tratan de aprovechar esta crisis de liderazgo gubernamental y municipal, para llevar a cabo un megaproyecto, como la ampliación del Centro Cívico con un centro administrativo del Estado (CAE), en los patios de la Fegua y la Plaza Barrios (patrimonio nacional), para 11 mil funcionarios, (faltan los asistentes) y cuatro mil estacionamientos, sin tomar en cuenta la crisis de tránsito que estos ocasionarían a las horas punta. Es un proyecto multimillonario que esconde grandes negocios, sería la “guinda en el pastel” (¿otra Línea?). Es como los otros, con implicaciones económicas, urbanas, sociales e históricas, con la trampa de que los “pagaremos a plazos” todos los guatemaltecos, dentro de la crisis financiera. Pero a estas empresas transnacionales les interesa, antes que nada, “clavar un pico en Flandes”; es decir, ya, aprovechando ese vacío de poder que existe actualmente con un presidente que no detecta dónde está y un alcalde escondido, pues pretende continuar. Es decir, iniciarlo a la fuerza, pues ven complicada su situación ante las exigencias de la población y el contexto internacional de pedir transparencia en las obras del Estado en Guatemala.