ALEPH
Corrupción estratégica
Aquí una muestra más de cómo el Presupuesto de Estado se define a conveniencia de intereses estratégicos de grupos de poder. El Legislativo, al aprobar el Presupuesto 2016, le redujo a la Dirección General de Patrimonio Cultural y Natural casi veintidós millones de quetzales con relación al 2015. Lo paradójico es que el Presupuesto General del Ministerio de Cultura (Micude) aumentó en casi treinta y cinco millones con relación al año anterior. ¿Cómo explicamos esto?
Lo que sucede es que le restituyeron al Viceministerio del Deporte y la Recreación el aporte constitucional que le tocaba el año pasado y no le dieron, (medida que violó la Constitución, por cierto). Por otra parte, sabemos que hay empresarios que constituyeron dos fundaciones, una para construir un gran museo del mundo maya en el terreno donde se encuentra hoy el Mercado de Artesanías. Esta medida ha tenido fuerte oposición, entre otras cosas, porque la fundación pretende (tan bonita que se oye la palabra fundación) que el Micude le dé las colecciones del Museo de Arqueología y Etnología, para que junto a las colecciones privadas de estas personas pasen a formar parte de un mismo patrimonio que ya no será de todos los guatemaltecos, sino solo de algunos.
El otro grupo de empresarios son los del proyecto que nace bajo el objetivo de ayudar a conservar los sitios arqueológicos que se encuentran en la Biósfera Maya. Sin embargo, según algunos arqueólogos, lo que se pretende es hacer una especie de parque temático maya en la Biósfera, con hoteles de primera, carreteras y demás. Yo creo en el turismo, claro que sí, pero en el que desarrolla a las comunidades sin ahogarlas o devastar el medioambiente. Otros empresarios inmobiliarios buscan, además, desarrollar proyectos en Antigua y sus alrededores, destruyendo así su amortiguamiento, su entorno de paisaje natural y su condición de Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Así que, al quitarle casi veintidós millones a la Dirección del Patrimonio Cultural y Natural, ¿no se le está asfixiando para que no pueda salvaguardar el patrimonio y la solución sea entregar, vía privatización o concesiones, su administración? ¿Será posible? Y ¿qué pasará con el agrandado presupuesto del Deporte y la Recreación? Seguramente, como ya antes ha sucedido, algunos diputados pedirán su cuota de pelotas, uniformes, trofeos y otros insumos para quedar bien en sus departamentos e incidirán para que se construyan los estadios o centros deportivos en donde ellos “sugieran”, con las constructoras que ellos recomienden, con las sobrevaloraciones de precios de siempre. Y si la gente cree que de este presupuesto se pueden trasladar partidas para el sector de la cultura, se equivocan, porque el deporte en el Micude recibe un aporte constitucional, mientras que la cultura, no. Es como si financieramente hubiera dos ministerios dentro de uno y el más perjudicado siempre es el de Cultura. En medio de un país (¿?) empobrecido —que no es lo mismo que pobre—, la cultura tiene un valor invaluable en la vida y la salud de los pueblos, teje redes de significado y sentido y, junto a la educación y la salud, traza futuro. ¿Y así la apoyamos?