CABLE A TIERRA
Cuando se cumple un deseo
Muchas veces he escuchado que se debe tener cuidado con lo que se pide, porque se puede cumplir. Que el más grande anhelo fácilmente se torna en la peor pesadilla. Posiblemente el diputado de Líder que hace meses levantaba un cartelito en el Congreso pidiendo aprobar la Cicig, piense eso ahora. A mí, en cambio, me pasó exactamente al revés.
Resulta que en mayo del 2012 escribí una columna para el diario digital Plaza Pública llamada Un Elliot Ness para el Ministerio de Salud http://www.plazapublica.com.gt/content/un-elliot-ness-para-el-ministerio-de-salud. Planteaba la necesidad de que el ministro de Salud que fuera a ser nombrado en sustitución del doctor Francisco Arredondo, si acaso quería ser un buen ministro, tenía que entender que debía concentrarse en combatir la corrupción, la impunidad y el tráfico de influencias que ya para entonces campeaba en el MSPAS.
Por supuesto que ni Villavicencio ni Monterroso resultaron ser un Ness; más bien, han terminado de hundir al MSPAS en la más profunda de las oscuridades. ¡Algo que exige justicia a gritos!
A cambio, la vida nos trajo a don Iván Velásquez. Un Elliot Ness con acento colombiano y hablar pausado; junto con sus Intocables de la Cicig y el MP, va capturando criminal tras criminal para someterlos al fuero de la justicia. Cada captura que hacen le retuerce más y más las entrañas al sistema y nos devuelve el optimismo.
Sin embargo, sería ingenuo pensar que el sistema va a colapsar solo a fuerza de capturas. Cuando un sujeto cae, al poco tiempo ya hay otro que lo reemplaza. De hecho, es un grito a voces que en las aduanas los negocios siguen florecientes luego de La Línea. Que en los ministerios y secretarías siguen haciendo de las suyas.
Por eso, en paralelo, toca desmantelar los engranajes que hacen que se reproduzca el sistema. La importancia del informe presentado la semana pasada por la Cicig es que nos muestra de manera comprehensiva cuáles son esos mecanismos y cómo operan. Ahora le toca actuar a toda esa “institucionalidad” y a sus autoridades sacar la casta y mostrar para qué están en sus puestos.
Comenzando por el TSE: ¿Qué va a hacer luego de ese informe? ¿Voltear para un lado y seguir con la farsa electoral como que nada? Proponer reformas a la LEPP fue importante, mas no suficiente. ¡Menos si ni siquiera lucharán para que entren en vigor dichas reformas antes del 2019! Para entonces, habrá poco —si es que algo— que rescatar. Especialmente, porque aún no está claro qué clase de LEPP emanará del Congreso; qué reformas sí pasarán y cuáles no.
Por esas razones, no deberíamos ir a elecciones hasta que se haya depurado el sistema y se ponga en plena e inmediata vigencia la LEPP reformada, conforme a los mínimos sustantivos que introdujo el TSE en su iniciativa.
Si hubiera un terremoto que dejara devastada la nación, no habría dificultad para comprender lo absurdo de insistir en el ejercicio electoral en esas circunstancias. Pues estamos viviendo una catástrofe sociopolítica equivalente a un terremoto físico o a un huracán del tamaño del Mitch. No podemos seguir tapando el sol con un dedo entonces y pretender que nada está pasando.
Circunstancias extraordinarias requieren salidas y decisiones extraordinarias. Necesitamos que el TSE las tome. A la luz de la evidencia que aporta el Informe, les pedimos a los magistrados y magistrada del TSE retomar el tema. La prioridad debería ser devolver la sustancia y espíritu al proceso electoral y al sistema político del 2015. El 2019 está demasiado lejos en el horizonte.