Cuba y Guatemala
Pero no solo generaba problemas entre ambos países sino que también incidía directamente en la relación entre los países en el continente americano en su conjunto. Estas relaciones se habían deteriorado en los últimos años debido, al menos en parte, a que numerosos países de América del Sur ya no aceptaban la política excluyente de los Estados Unidos hacia Cuba.
La ausencia de conflicto en torno a Cuba abre ahora un espacio para relaciones interamericanas más amplias. Podría interrumpirse la agonía de la Organización de Estados Americanos (OEA), quizás con un guatemalteco, Eduardo Stein, a la cabeza. Podría reducirse el protagonismo de los foros centrados solamente en América Latina, donde se estaba dando un predominio cada vez más fuerte de América del Sur. Y es probable el surgimiento de un nuevo balance con mayor peso relativo no solo de los Estados Unidos sino también de los países que le son más cercanos, como México y varios países caribeños y centroamericanos.
Las relaciones diplomáticas establecidas entre Cuba y los Estados Unidos también ratifican la condición de América Latina y el Caribe como una de las regiones más estables en el turbulento mundo actual. Son oportunidades que Guatemala debería aprovechar, pero dentro de una perspectiva de mediano o largo plazo: actualmente el lamentable deterioro del Estado guatemalteco limita severamente su capacidad para aprovechar este tipo de situaciones de manera seria y concertada.
Guatemala y Cuba han tenido una relación que después de ser sumamente conflictiva entró a una etapa de reconocimiento y respeto mutuo hace ya varios años. En la medida que las relaciones diplomáticas de Cuba y los Estados Unidos conduzcan a un rápido fin de las medidas económicas de bloqueo impuestas por los Estados Unidos, también se ampliarán las oportunidades para que Cuba tenga un mayor crecimiento económico. Puede suponerse que seguirá una estrategia similar a la de China y Vietnam, con fuerte inversión extranjera, pero regulada, y sin el establecimiento de un régimen político democrático. Para Guatemala abrirá oportunidades de mayor cooperación e intercambio comercial, pero también será una fuente de competencia al atraer más inversión extranjera y turismo, especialmente por el hecho de contar con mano de obra muy calificada y de costo relativamente bajo. En Guatemala debiera plantearnos la necesidad de pensar en una estrategia alternativa de desarrollo, con democracia, en vez de la poco imaginativa y fracasada estrategia de regalar incentivos fiscales y mantener salarios mínimos reducidos como vía para atraer inversiones. La miopía de los Estados Unidos en relación a Cuba hasta ahora también debiera plantearnos los costos de una política exterior equivocada, como es tener relaciones diplomáticas con Taiwán en vez de tenerlas con China.
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