En 1821, así se expresaron los criollos: “Tenemos que hacer la independencia, antes que otros pueblos la hagan”. Hoy, a propósito de la crisis en la que se encuentra el actual gobierno y el Estado, pareciera que nuevamente esta frase sigue siendo vigente. Bastó una conferencia de prensa del Cacif y sin temor a equivocarnos una llamada de la Embajada de Estados Unidos para que la Corte Suprema de Justicia resolviera con lugar el antejuicio para la vicepresidenta.

En sus declaraciones, el señor Jorge Briz, del Cacif, quien también preside la Cámara de Comercio, afirma que ellos también solicitan la renuncia de la vicepresidenta y que además dice que se investigue a los empresarios no honestos y que lo hacen apoyando el clamor popular, porque ellos mismos saben que entre sus agremiados hay importadores, distribuidos y que suponemos que muchos de sus productos pasan por las aduanas, aunque una noche antes en una entrevista en Guatevisión le preguntaron insistentemente así: “si en caso la vicepresidente no renuncia, ustedes saldrían también a las calles”, respondía de forma muy evasiva: algunos de nosotros hemos salido desde el 25 de abril, porque estamos también indignados.

Otro actor importante en esta situación es Estados Unidos, que siempre exige a los países situaciones mínimas de buen gobierno y estabilidad institucional. Poniendo en juego su interés en sus relaciones comerciales y políticas con los países y, en este caso, lo que están defendiendo es la Alianza de la Prosperidad, que además contiene un plan de inversiones y búsqueda de formas para evitar las migraciones, pero también un nuevo proyecto militar para la región y para eso requieren de ejércitos libres de narcotraficantes, supuestamente, aunque su objetivo final es el fortalecimiento del modelo de desarrollo extractivista a gran nivel.

En este sentido el accionar de la Corte Suprema de Justicia no está relacionado solo al cumplimiento de los recursos presentados por el MNR, URNG-Winaq, sino que va mucho más allá y está intrínsecamente relacionado a la alianza militares de mano dura y la élite económica y los intereses comerciales y políticos de Estados Unidos, y que tiene su correlato, que no aceptan que nadie se entrometa en sus negocios, como es el caso de Baldetti, que se metió mucho más allá de lo permitido. Por eso se ve muy cuesta arriba en este momento que también al “comandante Tito” le pase lo mismo que a la vice.

Agarrarse del fraude en las aduanas para destapar una situación histórica y azuzar a la gente a manifestarse es, por un lado, para aprovecharse de que la ciudadanía ya no aguanta más y así consolidar el proyecto neoliberal de la clase económica y de los militares de mano dura, con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos, en donde juegan también un papel importante las grandes corporaciones mediáticas, como CNN, tratando de destapar mucho más las cosas, antes que la Cicig o el MP.