ALEPH

De camino a la democracia

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Desde aquel histórico “#RenunciaYa” que convocó a la manifestación del 25 de abril, buena parte de la ciudadanía ha venido pidiendo cosas muy concretas: la renuncia de la vicepresidenta y del presidente de Guatemala como responsables políticos y administrativos en el caso La Línea; la rendición de cuentas de todos los funcionarios implicados en casos de corrupción; el rescate de la institucionalidad pública del país; la aplicación pronta y cumplida de la justicia en todos los casos que sea necesario; la reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos antes de las elecciones 2015; y el cambio de condiciones para un evento electoral posterior.

¿Qué de todo ello se ha cumplido? La vicepresidenta renunció el 8 de mayo y ahora ha sido capturada, gracias a las denuncias interpuestas por la Cicig y el Ministerio Público (MP). Por las mismas razones y gracias a los mismos protagonistas, un nuevo antejuicio contra el presidente tiene vía libre, en medio de un mandato que carece de toda legitimidad. Pero ¿qué pasó con Juan Carlos Monzón, secretario de la vicepresidenta y supuesto cabecilla de La Línea? ¿Dónde están él y Luis Mendizábal, abuelo de estas estructuras criminales desde hace décadas? Que la memoria no nos traicione. Por otro lado, el yerno y el secretario presidenciales esperan también el juicio en el banquillo de los acusados, así como algunos diputados, funcionarios de la SAT, y alcaldes, entre muchos otros. Durante los próximos dos años veremos cómo se aplica la justicia en Guatemala y si esta intención de darle un giro ético al sistema de justicia del país es real.

La Ley de Extinción de Dominio ha comenzado a aplicarse en el caso de la vicepresidenta y, ahora, del presidente, así que habrá que seguir atentamente la ruta de lo incautado. Ninguno de los inculpados ha aceptado públicamente ninguna responsabilidad, porque la presunción de inocencia solo puede afirmarse o quebrarse en los tribunales. Paciencia. La reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos fue desde el inicio un alegrón sembrado en arenas movedizas y algunos nunca llegamos a creer que este Congreso aprobaría las normas que atentarían contra su modus vivendi. ¿Cómo suponer que quemarían las naves para quedarse a vivir en un territorio inhóspito y desconocido para ellos?

A escasos 16 días de elecciones, un viernes de Cicig y MP provoca un nuevo sismo político. La ciudadanía, ejerciendo el derecho a la confusión que le asiste, tiene sentimientos encontrados, se decanta por expresarse en las plazas y por organizarse para dibujar los escenarios posibles. En minutos, el paisaje colosal de Guatemala se ha movido de nuevo, y las condiciones han cambiado. En este contexto me pregunto si, con tal de que sigan las elecciones, le están dando un dulcito a la ciudadanía para que se tranquilice un poco: la posibilidad de llevar a antejuicio al presidente puede durar el tiempo suficiente para entretenernos, así como los hechos alrededor de la captura de la vicepresidenta. No está nada mal lo que está sucediendo, que conste, solo digo que estas acciones deben ser leídas en un marco amplio de manifestaciones pacíficas, huelgas de hambre, acciones diarias contra un orden insostenible, silencios cómplices de sectores con poder político y económico, y elecciones a la puerta.

Lo mejor de todo esto es que estamos pensando por nosotros mismos, siendo nosotros mismos, escuchando y actuando desde nosotros mismos. ¿Es ahora menos ilusa la propuesta de un gobierno de transición en Guatemala para iniciar este largo caminar que tenemos por delante? A grandes crisis, grandes respuestas. Cada derrota es una oportunidad, cada angustia es un motivo para la acción, cada pérdida constituye el primer paso hacia lo que podemos llegar a ganar y cada alegría, el recordatorio de lo que podemos volver a perder. Está en ello nuestra propia semilla, nuestra propia lección, nuestro propio futuro.

cescobarsarti@gmail.com

ESCRITO POR:

Carolina Escobar Sarti

Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.