Desafíos para el 2012

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El final del año y el inicio del nuevo se convierten en tiempo propicio para meditar, para evaluar y obtener nuestras propias conclusiones. Es también tiempo oportuno para establecer nuevas metas, aceptar nuevos desafíos o para corregir las cosas que se deban enderezar.

Esta práctica hace que nos detengamos y nos alejemos del ruido que genera lo cotidiano, que dejemos por un momento las carreras, afanes y problemas que a diario nos afectan, para encontrar un espacio para analizarnos y determinar si como individuos estamos siendo parte del problema o de la solución a los conflictos individuales y sociales.

Es común encontrar personas que se fijan metas para el nuevo año. Generalmente vemos que la mayoría de metas se limitan a aspectos personales que generen algún beneficio individual. Por ejemplo, cerrar una carrera, obtener un mejor empleo, formalizar una relación sentimental, etc. Muy raras veces incluimos en nuestros objetivos aspectos morales o espirituales, ya que consideramos que son aspectos muy particulares o de índole privada, que no trascienden en lo social.

Nada más alejado de la realidad, ya que lo moral y lo espiritual trasciende hacia lo colectivo. Pensamos y actuamos con base en lo que creemos, de manera que todos nuestros actos son un reflejo de nuestra forma de pensar, de nuestros principios morales y espirituales. Nuestras relaciones en todos los ámbitos son influenciadas por estos aspectos.

Ninguna de las metas se alcanza de manera individual. Dependemos de la ayuda de otros para alcanzar nuestros objetivos: el estudiante necesita de sus maestros, de sus directores, y hasta del conserje. El empresario planifica y desarrolla estrategias de mercadeo y venta, pero para alcanzar sus objetivos depende de sus colaboradores, desde el más alto gerente hasta el personal de limpieza. No podemos presumir de haber alcanzado los objetivos de manera solitaria.

Trazarse metas en la vida es loable, pero si el parámetro del éxito lo medimos solo en función de cuánto me beneficia en lo individual, de cuánta riqueza me va a generar, o de cuánta satisfacción me va a producir, dejando a un lado el aspecto moral, espiritual o social, se estaría siendo como una persona egoísta y centrada en sí misma.

La riqueza en sí o un logro académico no nos hará mejores personas, así como la construcción de más centros comerciales no es un indicador de desarrollo social. La grandeza de una nación no se mide por la riqueza que produce, sino por la calidad de sus habitantes. Una nación grande se caracteriza por ciudadanos trabajadores, honestos y justos, que vivan fundamentados en principios y valores cristianos.

Para engrandecer a Guatemala es necesario que en nuestras metas y propósitos para el nuevo año incluyamos aspectos morales, espirituales y sociales. Todas nuestras metas deben estar encaminadas a hacernos mejores personas, a hacernos más humildes, honestos, respetuosos, a ser solidarios y responsables de nuestros actos, a ser más caritativos y misericordiosos con los demás, principalmente con los más necesitados, a ser mejores vecinos, a ser mejores ciudadanos.

Hacer esto requiere de mucha humildad y coraje. De humildad, para reconocer que nos hemos dejado llevar por el ruido de la productividad, de la eficiencia, de la modernidad y de la prosperidad material y económica, pero que hemos fallado en lo más elemental: la de ser mejores personas. De coraje, para corregir nuestro actuar como individuos y para reconocer que necesitamos de los demás.

Se requiere, también, coraje para reconocer que para cambiar necesitamos de la ayuda de Dios, que solos no podemos hacerlo. Necesitamos a Jesús en nuestro corazón para que nos enseñe a ser compasivos, solidarios, justos y honestos.

Antes de iniciar el 2012 los invito a reflexionar, a que incluyamos en nuestros objetivos el ser una mejor persona, un mejor ciudadano. Guatemala necesita de cada uno de nosotros, necesita que seamos trabajadores productivos, pero que a la vez seamos justos, honestos y solidarios con los demás, iniciando en el hogar y con nuestra familia.

Que el año 2012 sea propicio para hacer de Guatemala una gran nación.

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