LIBERAL SIN NEO

El barreno

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El concepto de la herramienta giratoria es muy antiguo, data de hace al menos 35 mil años; fue utilizada para producir fuego y para barrenar agujeros en huesos y conchas. El barreno eléctrico, descendiente del trépano, se patentó en Australia, en 1889; el primer modelo manual fue inventado en Alemania, en 1895, y el de forma de pistola, con gatillo, fue patentado por Black & Decker en 1917.

Se descompuso mi barreno, uno de esos manuales, con forma de pistola. Ya tocaba, después de más de veinticinco años de fiel servicio, sin haber fallado una sola vez. Al presionar el gatillo salió humo del motor y no arrancó. Como era urgente, me desplacé unas cuadras a un conocido almacén de ferretería para reponerlo. Encontré una amplia variedad, en calidad, potencia, tamaño, aplicación y precio. Iba preparado para invertir mucho más, pero adquirí un modelo que me costó Q640, sin necesidad de comprar todo el juego de brocas y accesorios, ya que los de mi aparato viejo y fundido le hacen perfectamente.

Me parece un milagro de cooperación y coordinación social el que pudiera obtener semejante maravilla, tan cerca de mí, justamente cuando lo necesitaba, e intercambiarlo por un poco de mi trabajo, que no tiene nada que ver con barrenos. El barreno que compré fue fabricado en China, por supuesto, por una empresa estadounidense y atravesó el océano Pacífico dentro de un contenedor sobre un barco que quizás fue construido en Korea. Muchas diferentes empresas y personas lucraron en el camino, en varias diferentes monedas nacionales, para que el barreno llegara a mis manos. Mis quetzales se transformaron en diferentes monedas que pasaron por varios bancos y mi compra repartió ingresos por todo el mundo. Los trabajadores en la fábrica en China o en los astilleros de Korea, los mineros de cobre en Chile, los ejecutivos de la reaseguradora en Londres, los cambistas en Hong Kong, el piloto del camión en Guatemala, la señora que me cobró en la caja y toda la larga cadena de personas que tuvieron que ver con el barreno, no quieren ni necesitan lo que yo produzco. Nuestras necesidades no coinciden; pero el dinero permite que intercambie mi trabajo con el de ellos. Lo que ha coordinado todas estas tareas son planes empresariales para anticiparse a las necesidades de otros. El proceso de mercado no deja de asombrarme.

La extensión de la división del trabajo y la complejidad de la especialización son algunas de las principales características que distinguen a una sociedad pobre de otra próspera. La creciente complejidad y profundidad de las “cadenas de valor”, son la piedra angular del tan anhelado desarrollo económico. Un simple barreno eléctrico de mano, por ejemplo, tiene una cadena de valor muy larga, que representa una extensa división del trabajo y especialización. Si el dinero es el facilitador, el capital es el puente entre lo que el economista austriaco Böhm-Bawerk llamó el “multiperíodo de planes” que transforma cosas a bienes.

No son pocos los que creen en aquel refrán de que “el dinero es la raíz de todos los males”. Es todo lo contrario; sin el dinero estaríamos perdidos y no sería posible la civilización como la conocemos. El dinero es un gran potenciador de la cooperación humana, porque facilita el intercambio de bienes y servicios, que promueve la compleja división del trabajo y especialización que está detrás la gran “fórmula” de la humanidad. La máxima expresión de la cooperación humana es el intercambio voluntario de bienes y servicios entre personas que ni siquiera se conocen; su potencia y extensión es la receta del progreso.

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).