REGISTRO AKÁSICO
El ejecutivo
No es fácil transitar de candidato a funcionario. Jimmy Morales Cabrera y su compañero Jafet Cabrera Franco solo demandan probidad, pero no enfrentan la necesidad de modificar la organización estatal. La recurrencia de las promesas de campaña sin referir ajustes en la administración no son una buena señal para el futuro cercano.
El nuevo presidente electo no acierta a descubrir las dificultades para satisfacer cabalmente dos asuntos claves de su plataforma electoral. Por una parte, generalizar sin limitaciones la salud gratuita en tratamiento, hospitalización y medicina a toda la población es imposible. Cuba y la desaparecida República Democrática Alemana son ejemplos de socialización de la medicina. En gran medida significó una reorganización total del Estado para llevar adelante ese proyecto. En nuestro caso, el futuro gobernante solo hace referencias a la orden franciscana administrando un hospital con fondos públicos. Así, indirectamente anuncia la formación de una asociación evangélica para completar la externalización de servicios hospitalarios.
Por otra parte, una educación de calidad para todos los escolares del país también enfrenta problemas. Fuera de los países petroleros árabes que han asegurado la carrera académica a todos sus ciudadanos, tal empeño no es factible. Se carece de los recursos para obtener un nivel generalizado de excelencia en la educación pública. Cuando se concreta la propuesta se menciona a los jesuitas que obtienen en su programa de Fe y Alegría apoyos del presupuesto público. De la misma manera, una organización de miembros de las iglesias reformadas que emule ese programa no satisfará la promesa de campaña.
Para obtener recursos no cabe esperar la multiplicación de los panes y pescados. Dos caminos están claros: mejorar la recaudación o endeudar al país. Como afirma un líder socialdemócrata, para enfrentar el desafío fiscal se necesita mano de acero inoxidable. El nuevo ministro de Finanzas debe tener apoyo incondicional del Gabinete, controlar a los diputados acostumbrados a la corrupción, restringir el gasto público y elevar el desempeño de la SAT. Contraer más deuda pública es improbable, pues carece de apoyo en el Congreso. De donde el desafío para sustentar la actuación gubernamental está abierto para la nueva administración. Si el Gobierno no tiene fondos suficientes para funcionar, ¿cómo se espera apoyar a los trabajadores productivos, en medio de una crisis fiscal?
Solo con el reparto de bendiciones e implorando el favor del cielo no se consigue una política efectiva en los asuntos políticos. Lo que se provoca al atropellar el carácter laico del Estado es introducir disputas religiosas que están fuera de lugar en una sociedad moderna. No obstante, la ciudadanía se ha unido para desear éxito al nuevo gobernante. Sinceramente, que sus buenas intenciones sean realidad.
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