PERSISTENCIA

El elemento de la autoridad moral

Margarita Carrera

|

En el siguiente ensayo, Los grandes descubrimientos científicos frente a la filosofía tradicional, hago hincapié en lo indispensable que es para el filósofo estar al día en los aconteceres científicos de toda índole que, en una u otra forma, inciden en la filosofía. También insisto en la natural resistencia que oponen los filósofos a la aceptación de aquellos descubrimientos científicos que alteran su visión del mundo narcisista, tradicional y teocéntrica.

De acuerdo con ello, y basada en la filosofía rebelde, trágica y la antropocéntrica (no solamente repudiada, sino negada por la filosofía tradicional), me atrevo a replantear cuál es el elemento fundamental de la autoridad moral.

En forma breve, la respuesta es el “súper-yo” o lo hipermoral intrínseco a la psiquis, que refrena los instintos naturales del humano provenientes del “ello” (o mundo inconsciente). El “yo”, que es la razón, al analizar el comportamiento humano “de manera científica”, se coloca más allá del bien y del mal, según mi parecer.

El “súper-yo” surge de un influjo no interno, sino externo, el del “padre” que impone la represión. Así: “…(bajo las influencias de la autoridad, la religión, las enseñanza y las lecturas), más severamente (el ‘súper-yo’) reinará después sobre el ‘yo’ como conciencia moral, o quizá como sentimiento inconsciente de culpabilidad…”. Aquí habla Freud del “yo” acosado y enfermo —como el de Kierkegaard— y no del “yo” esencialmente racional que trata de encontrar verdades, sin mayores conflictos psíquicos impuestos por el “súper-yo”.

En su obra El yo y el ello, Freud expone lo siguiente: “Se ha acusado infinitas veces al psicoanálisis de desatender la parte moral, elevada y suprapersonal del hombre. Pero este reproche es injusto, tanto desde el punto de vista histórico como desde el punto de vista metodológico. Lo primero, porque se olvida que nuestra disciplina adscribió desde el primer momento a las tendencias morales y estéticas del ‘yo’ el impulso a la represión. Lo segundo, porque no se quiere reconocer que la investigación psicoanalítica no podía aparecer, desde el primer momento, como un sistema filosófico provisto de una completa y acabada construcción teórica. Ahora que osamos aproximarnos al análisis del ‘yo’, podemos volvernos a aquellos que, sintiéndose heridos en su conciencia moral, han propugnado la existencia de algo más elevado en el hombre y responderles: ‘Ciertamente, y este elevado ser es el ideal del ‘yo’ o ‘súper-yo’, representación de la relación del sujeto con sus progenitores…”.

En última instancia, y como ya lo he expuesto en otros ensayos, el elemento fundamental de la autoridad moral radica en el ‘súper-yo’, el cual es una fuerza interna profunda que, de acuerdo con Freud: “Se manifiesta como imperativo categórico”.

La “confianza”, el “albedrío” (negado por el determinismo) y la razón no tendrían cabida en la “autoridad moral”, concebida desde el punto de vista del psicoanálisis, pues el “súper-yo” es una fuerza imponente (que rebasa la razón y reprime los instintos eróticos, fomentando, así, los de destrucción, íntimamente relacionados con los primeros), la cual, en muchos casos, tiraniza al individuo, conduciéndolo al sentimiento de culpa y a la depresión.

Como consecuencia, urge asentar las bases de una nueva moral que tenga presente, en todo momento, la physis humana y la represión a que esta se ve sometida por una civilización esclavizante.

Tarea que han de realizar los filósofos que continúan la actitud rebelde y trágica de Nietzsche, culminando con Freud. Se tratará, entonces, de una filosofía antropocéntrica que profundice el ser y el quehacer humano desde el ángulo científico de su physis (naturaleza).

Parece necesario aclarar que el “súper-yo” (en donde radica lo moral del humano) ejerce sobre el “yo” (consciente) una fuerza coercitiva aún más poderosa que la que pueda ejercer la autoridad política, religiosa y moral de una determinada época histórica.

ESCRITO POR: