REGISTRO AKÁSICO
El futuro incógnito empuja a la adivinación
Echar las cartas del tarot, para conocer el futuro, fue constante desde el siglo XVIII. Se popularizó durante el imperio napoleónico y en la actualidad se dice que ayuda a las personas a proyectar la imagen personal del futuro que se suprime por temor. En noviembre pasado, la revista The Economist hizo ese ejercicio mágico, en su número especial que anualmente dedica a las predicciones anuales. Fuera que es criticable acudir a la magia cuando se hablan cosas serias, lo insólito es que hay atisbos de que se está cumpliendo la profecía. Las cartas son las siguientes:
1) la torre en cuya puerta aparecen fijadas unas tesis, alusión a los 500 años de Lutero que generó un cristianismo individualista, pero que se derrumba por un rayo. Atrás aparecen muchedumbres bajo la bandera comunista y el crucifijo, lo que significa una nueva oportunidad para una teología cristiana colectivista.
2) el juicio cuyo juez es Trump. ¡Esto fue antes de las elecciones! El personaje tiene en sus manos la energía nuclear, aparentemente dictará una sentencia sobre la sobrevivencia humana.
3) el mundo, que representa a las civilizaciones que han producido literatura, pintura, filosofía y geografía. Se supone una carta optimista, pues destaca lo mejor de las realizaciones humanas, no obstante puede estar anunciando el fin de esos logros, pues se abre una nueva época.
4) el ermitaño que observa una manifestación de personas contra los tratados de integración, libre comercio y otros. Lejos, sin que le afecte, el ermitaño ve periclitada la promesa de posguerra de un mundo con libre circulación de bienes, personas e ideas. Los votantes del mundo abandonan las posiciones progresivas para pasar a las diferentes formas de fascismo.
5) la muerte, destaca el río seco con un pez muerto y una explosión atómica. Ya se anunció que no se hará nada para aminorar el cambio climático global.
6) el mago que tiene una máquina formadora de tercera dimensión donde hace casas de juguete. Así mismo está ciego, con unos anteojos de realidad virtual. Está claro que simboliza un aumento de la enajenación por las nuevas tecnologías de la informática y comunicación.
7) la rueda de la fortuna con Marine Le Pen, Ángela Merkel y el líder derechista holandés Geert Wilders. Aparecen dos urnas con votos anulados, o sea que los grandes electores no serán los ciudadanos de sus países.
8) las estrellas. Allí aparecen catorce estrellas y un cometa. Simboliza que los intelectuales, artistas, pensadores y periodistas del mundo mudarán sus convicciones. Recuérdese que este año sesiona el Congreso del Partido Comunista Chino. ¿Cambiará su actual dirección?
Es de notar que las cartas se refieren a los arcanos mayores, faltaría tirar los menores para tener idea de fechas y cantidades. ¿Cuándo y cuántas armas atómicas se tirarán? ¿Cuántas integraciones se disolverán? ¿Se rompe la Unión Europea?
La verdad es que las cartas ameritan una pitonisa o vidente que las lea. Por aparte ha estado circulando en las redes sociales del país, otra echada del tarot para averiguar el futuro nacional. En las cartas aparece: 1. La sacerdotisa representada por una mujer funcionaria con cirugía plástica; 2. La temperancia donde se mezcla gasolina y alcohol; 3. Repite el ermitaño con igual manifestación a la The Economist; 4. La muerte, también igual con bombazo más fuerte; 5. El carro jalado por diputados en lugar de caballos; 6. El diablo con una superiglesia atrás; 7. El enamorado con las consabidas mujeres y una puerta que dice DH; y 8. El mago reproduce la obra del Bosco, el prestidigitador. ¿Quién se atreve a interpretar?
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