PLUMA INVITADA
El más odiado de todos
El actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, declaró el otro día a la revista Skynews que no recuerda el nombre del médico ni el de alguno de los médicos que emitieron declaraciones de impedimento físico que le permitieron eludir el prestar servicio militar cinco veces durante la guerra de Vietnam, según consta en la Administración Nacional de Archivos y Registros estadounidense. Las dos primeras veces fueron en los años 1964 y 65; la tercera, en 1966; la cuarta, a principios de 1968; y en la quinta ocasión fue declarado no apto para prestar servicio militar. En una entrevista reciente con el New York Times, el gobernante dijo que “los espolones óseos que tuvo en el hueso calcáneo fueron una enfermedad menor, que no había tenido un impacto significativo”.
Ya como candidato presidencial, Trump había sido objeto de intensas críticas, por sus declaraciones sobre el historial bélico del senador demócrata John McCain, sobre quien dijo que no es un héroe de guerra, como muchos consideran, solo porque estuvo en una prisión norvietnamita” —obviamente porque fue capturado en el campo de batalla—. También criticó la forma como Barack Obama enfrentó el radicalismo islámico y el avance económico de China, y señaló a México como un vecino “que no es amigo porque está ahogando económicamente a EE. UU.”.
Su costumbre de ser afín a la critica destructiva, según me comentó un psicólogo amigo, es característica de personas que tienen temor de ser criticadas porque tienen muchas “colas” —antes de que me digan, digo—.
La ola de rechazo contra Donald Trump se está extendiendo en el mundo entero. El papa Francisco explicó por qué no critica a Trump: “No me gusta anticiparme a los acontecimientos, veremos qué hace”, aseguró en una entrevista publicada el domingo 29 de enero por la prensa italiana.
En relación con haber eludido las obligaciones legales impuestas a los jóvenes estadounidenses en cuanto a la obligación de prestar servicio militar al cumplir la mayoría de edad, Trump manifestó en cierta ocasión, hipócritamente, sentir una especie de culpa por no haber servido a su país en la guerra de Vietnam. Y ha asegurado que si hubiera sido llamado habría ido. Todas estas aclaraciones que nadie le ha pedido ponen de manifiesto su intención de justificar sus cobardes posiciones: eludir la vindicta pública y la ley respectiva.
En 1943, el psicólogo Henry Murray escribió un revelador perfil psicológico de Adolfo Hitler, en que indica: “Su débil apretón de manos demuestra una radical incapacidad para mantener relaciones humanas dentro de parámetros normales, y a quien lo aterra la intimidad.
Al leer sobre el emperador romano Nerón, célebre por ser la persecución de los cristianos y el incendio de Roma, se encuentran similitudes el temperamento de Hitler y el de Trump.