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Elecciones bizarras

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Después de un proceso electoral atípico, afectado por los escándalos de corrupción, la gente no lo termina de digerir, los dimes y diretes son la comidilla. Cicig deberá investigar con más fuerza que antes.

La ciudadanía anda confundida, ya no se sabe qué quiere. Primero alucinaban para que Pérez renunciara y fuera encarcelado. Finalmente se logró, y como el expresidente se puso sentimental dando declaraciones al final de la segunda audiencia, muchos comentaban en Facebook: ¡Pobrecito, da lástima! En lugar de sentirse satisfechos porque se está haciendo justicia. Luego el cerrado resultado entre Baldizón y Torres, donde la lección aprendida fue: “Del plato a la boca, se cae la sopa”. Baldizón asumió que él sería el próximo presidente y se durmió en sus laureles. Su actitud lo hundió, sumado al temor de la población de que lograra llegar a ser presidente.

En cambio, fue sorprendente cómo Sandra Torres logró un segundo lugar, cuando hace tan solo cuatro años era la mujer más odiada de Guatemala. Un equivalente a lo que hoy es Roxana Baldetti. La población tiene muy mala memoria. La señora Torres fue altamente criticada por haberse inmiscuido más de la cuenta en el gobierno de su entonces esposo, Álvaro Colom. Ella hace alarde de su experiencia como una virtud, y para muchos es un defecto. Debe controlar ya su actitud triunfalista.

Pero la gente tampoco está conforme con la victoria de Jimmy Morales. Dicen que no tiene experiencia en política, cuando justamente fue por esa razón por la cual votaron por él. Incluso me parece inhumano menospreciar su profesión de actor, cuando es un modo digno de ganarse la vida. Estados Unidos eligió a Ronald Reagan en 1981 —un actor—, considerado uno de los cinco mejores presidentes de la historia de ese gran país. Es irrespetuoso no solo para el candidato, sino para la clase trabajadora guatemalteca, referirse despectivamente a cualquier trabajo que sea honesto y permita ganarse la vida sin robar, que es finalmente de lo que estamos hastiados en este país.

La población debe madurar cívicamente, el 6 de septiembre la gente caminaba diferente, con la frente en alto, enseñaba el dedo pintado, llevaba a sus niños de la mano, sonreía de oreja a oreja. Otro semblante, otra actitud, se sentían orgullosos de haberse volcado a las urnas y haber emitido su voto… pero, allí termina el encanto. El pueblo debe participar no solo un día, sino los 1,460 días de cada período gubernamental. Tristemente he leído los nombres de quienes fueron electos como diputados al Congreso, gente que se ha reelecto, que es bien conocida por sus prácticas corruptas y tiene antejuicios en ciernes. Y las “caras nuevas” dejan mucho que desear, es del conocimiento público su poca moral y ética. El Congreso será vigilado muy de cerca, porque finalmente la gente entendió el papel político que este juega. Y los candidatos Morales y Torres deben recordar que el pueblo no quiere más mentiras, mucho menos corrupción. Que se olviden de ser prepotentes y abusivos, porque los ciudadanos no tolerarán el actuar de los políticos tradicionales chapines.

imagen_es_percepcion@yahoo.com

ESCRITO POR:

Brenda Sanchinelli

MSc. en Relaciones Internacionales e Imagen Pública. Periodista, experta en Etiqueta. Dama de la Estrella de Italia. Foodie, apasionada por la buena mesa, compartiendo mis experiencias en las redes.