PLUMA INVITADA

En espera de cambios

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El pueblo camina poco a poco este nuevo año llamado de la esperanza, no pierde el ritmo; por supuesto que no, confiado en que el principio de tan anhelada conquista podría experimentar muy pronto, tras la secuela de desbordantes acontecimientos históricos que sacudieron y fortalecieron profundamente al país, marcados inicialmente con la gloriosa y valiente alzada de voz del pueblo que no podrá ser callada jamás. Los guatemaltecos emocionados, pero aún desconfiados, podremos festejar con locura el arranque de esta transformación prometida por el gobierno, con cambios radicales que permitan avizorar un cercano nuevo horizonte, sepultando la vergonzosa impunidad arrastrada largo tiempo.

Este nuevo amanecer ya se deja sentir, aunque en mínima parte. El presidente Jimmy Morales, con valor, honradez, inteligencia y responsabilidad, debe honrar a Guatemala, a quienes lo eligieron y a la población en general, marcando su voluntad y promesas, además de romper los tradicionales y poderosos tentáculos de las élites —las tiene muy cerca— involucradas en estructuras ocultas de corrupción, acostumbrados al poder y dinero, responsables del daño moral, económico, social y democrático que afronta el país. Su proyecto de cambio no es fácil, pero tampoco imposible, pues cuenta con el apoyo de su gabinete bajo severo marco de honradez y capacidad; de chapines responsables y de quienes sin consciencia se hacen los locos y ven las cosas desde lejos; de un Congreso depurado, dispuesto a cumplir con su deber, y de un Organismo Judicial aplicando pronta y cumplida justicia.

También está bajo la lupa del pueblo dispuesto a levantar de nuevo el pabellón de la dignidad nacional, del Ministerio Público, de la Cicig y de los medios de comunicación social que cumplen como siempre con su delicada, riesgosa e invaluable función. Este cambio constituye excelente oportunidad para que “personajes” vestidos con piel de oveja, que han caminado por extravíos malévolos en perjuicio de la sociedad, puedan corregirse y contribuir a borrar tan generalizado bochorno del que lamentablemente han sido protagonistas.

La mesa no está limpia, la crisis extrema continúa activa en salud, seguridad, educación, trabajo, criminalidad y extorsiones. También hacen cola reformas a las leyes de justicia, electoral y de partidos políticos, Ministerio Publico, Policía Nacional Civil y sistema penitenciario, entre otras; pobreza, desnutrición, déficit fiscal, presupuesto, equilibrio económico social, desarrollo humano, servicio civil, control aduanero, etcétera. Los temblores, aparte del golpe encaminado contra muchos malos, continúa impactando en el Congreso de la República —Pacto Colectivo—; tribunales, municipalidades, portuarias, empresas, sindicatos, deporte, etcétera. El pueblo ya no aguanta más, necesita paz sobre todo. El gobierno, con buena voluntad, cura equivocaciones con cambios, renuncias, disculpas y aclaraciones.

Todos cometemos errores, pecados, pero debemos cambiar, aprovechando esta importante alternativa. Guatemala está calificada ahora por el mundo como ejemplo, no desquebrajemos tan valiosa presea.

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