LA ERA DEL FAUNO
“En los tiempos sombríos ¿se cantará también?”
Este es un modesto homenaje a Bertolt Brecht, porque se hizo esta pregunta: “En los tiempos sombríos ¿se cantará también?”
Si el país se despedaza, ¿cabe la poesía? No lo pregunto buscando un permiso, pues, en primer lugar, no todo poeta canta contra el gobierno ni tiene por qué hacerlo. Es porque en la época que nos toca vivir, el arte parece delimitado a los festivales, las ferias y otros círculos permitidos en ciertas fechas. Afuera de ese cinturón, la inseguridad, la apatía, el desconcierto. Excepto en los festivales, los espacios para las artes están vacíos. “¿Se cantará también?”, o solo en casa?
De Brecht: “Ya tuvimos muchos señores, tuvimos hienas y tigres, águilas y cerdos. Y a todos los alimentamos. Mejores o peores, era lo mismo: la bota que nos pisa es siempre una bota. Ya comprenden ustedes lo que quiero decir: no cambiar de señores, sino no tener ninguno”.
En efecto, tigres, cerdos, hienas, fantoches y a todos dimos de comer. Del poeta y dramaturgo alemán me ha gustado su sentido del humor combinado con su profundidad, con esa capacidad enorme de hacer contacto con problemas sociales y políticos. Nada pedante, nada soso. Ni erudito ni ignorante. Escribió: “La literatura será sometida a investigación. Aquellos que se sentaron en sillas de oro para escribir, serán interrogados por quienes les tejieron sus vestidos”.
Su breve drama La excepción y la regla abre y cierra con este mensaje: “Examinen, sobre todo, lo que parezca habitual. No acepten lo habitual como cosa natural, pues en tiempos de desorden sangriento, de confusión organizada, de arbitrariedad consciente, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer natural, nada debe parecer imposible de cambiar”.
Examinar lo que parezca habitual, he ahí el camino. La nuestra es una época en la que lo extraordinario se va haciendo normal. Incluso, el desorden y la incertidumbre parecen una garantía de que vamos por buen camino.
Las inseguridades sembradas a través de los siglos nutren las dudas actuales; no sabemos si estallará una bomba política en el seno del Estado o en el lado contrario. No sabemos qué rumbo tomará nada. Vivimos bajo incertidumbre. No sabemos si habrá Estado de Sitio, más bajeza del presidente, nuevos giros por el caso de los rusos, más allanamientos, nuevas órdenes de captura, rechazo de antejuicios, fugas de información, fiestas o traiciones en el Mariscal Zavala. Lo mejor, en todo caso, quizá sea atender el consejo de Brecht: “No acepten lo habitual como cosa natural”.
Acerca de Hollywood —ciudad en la que trabajó como guionista—, escribió el dramaturgo: “Para ganarme el pan, cada mañana, voy al mercado donde se compran mentiras. Lleno de esperanza, me pongo a la cola de los vendedores”.
“Comprar mentiras”. No sé ustedes, pero yo crecí con la ilusión de pegarle un día con la cacha de una pistola a un bandolero. Este se desmayaría. Vendría algún comisario a atarlo de pies y manos y el alcalde me condecoraría. Como muchos, creía que los criminales no eran más que pillos.
Veamos este otro poema corto, titulado El cambio de rueda: “Estoy sentado al borde de la carretera. El conductor cambia la rueda. No me gusta el lugar de donde vengo. No me gusta el lugar adonde voy. ¿Por qué miro el cambio de rueda con impaciencia?”
No le gusta el pasado ni el futuro ni el presente. En algún lugar he oído eso. Finalmente, ante la pregunta que cité al inicio: “En los tiempos sombríos ¿se cantará también?”, creo que sí, cada cual su lucha y su canción, pero quizá lo mejor es invocar el arte y la rebeldía, pues, según se ve, las leyes son insuficientes.
@juanlemus9