A CONTRALUZ
Execrable asesinato
EL PROFESOR RIGOBERTO Lima Choc fue uno de los primeros que se preocupó por la contaminación del río La Pasión que causó la muerte de miles de especies, en junio pasado. No era para menos. El maestro vivía y trabajaba en Champerico, Sayaxché, un caserío ubicado en las cercanías de Repsa, la empresa que procesa la palma africana y que está señalada de haber sido la responsable de verter el pesticida que causó el ecocidio. Pese a sus escasos recursos económicos, el docente viajó a la capital a presentar la denuncia y condujo a periodistas al área donde podían observar la grave contaminación en el río. Esa preocupación ambientalista le habría costado la vida: El 18 de septiembre último, dos sicarios que se conducían en moto le dieron muerte frente al juzgado de Paz en Sayaxché.
ESTE CRIMEN NO TIENE otra explicación que una venganza por haber dado la voz de alerta sobre la grave contaminación del río que significó un fuerte impacto en la ecología del país y puso en riesgo la vida de la comunidad de Lima Choc que se encuentra en las cercanías de La Pasión. El asesinato del maestro ocurrió un día después de que un juzgado determinó el cierre de Repsa durante seis meses mientras se lleva a cabo la investigación sobre el ecocidio. El mismo día del asesinato también fueron retenidos tres líderes comunitarios de Sayaxché por parte de trabajadores de Repsa como represalia por el cierre temporal de la planta.
LAS AUTORIDADES ESTÁN obligadas a esclarecer quiénes pagaron para asesinar a balazos al maestro que se había convertido en un elemento molesto por sus denuncias directas contra Repsa, a la que señaló de ser la responsable de haber envenenado las aguas del río La Pasión. Los sicarios mataron a un testigo clave en las investigaciones. El maestro había observado cómo empleados de esa empresa recogían cientos de peces muertos en el río poco después de que utilizaran fuertes cantidades de Malation para combatir un hongo que había puesto amarillentas las hojas de la palma africana, de cuyos frutos produce Aceite Olmeca. Los intereses de esa empresa, propiedad de las familias Molina y Maegli, causaron una destrucción ecológica sin precedentes en más de cien kilómetros a lo largo del río.
EL ASESINATO DEL MAESTRO no solo es un hecho criminal que enluta a una familia de escasos recursos, sino que es un crimen que trata de amordazar las denuncias contra quienes atentan contra nuestros recursos naturales. Por eso el Ministerio Público está obligado a profundizar en las investigaciones para dar con el paradero de los criminales. También pregunto ¿qué van a hacer Sandra Torres, candidata presidencial de la UNE, y Jimmy Morales, aspirante de FCN-Nación, para contrarrestar las acciones perniciosas de estas empresas que destruyen el medio ambiente? Hasta el momento no he escuchado que Torres ni Morales se pronuncien contra el asesinato de Lima Choc ni digan cómo van a proteger los recursos naturales del país, en particular el río La Pasión.
@hshetemul