A CONTRALUZ

Ficción presupuestaria

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EL CONGRESO APROBÓ EN LOS ÚLTIMOS minutos del lunes un presupuesto nacional que no responderá a las necesidades del país. Es un plan de gastos desfinanciado, elaborado a partir de intereses de algunos legisladores y que no tiene correlación con el programa del próximo gobierno porque sencillamente este no existe. Las anomalías comenzaron con la distorsión que existía en la sala de Finanzas, copada por las huestes del PP y Líder, lo cual evitó que se entrara a una discusión seria sobre cuáles son las necesidades reales que debe cubrir el Estado, principalmente dirigidas a los sectores en pobreza y extrema pobreza, y la justa distribución de los renglones. Ahora vemos que más de Q1 mil 500 millones van para oenegés, muchas de las cuales pertenecen a diputados o son fantasmas.

EL PRESIDENTE ELECTO Jimmy Morales prometió resolver la crisis hospitalaria que el Partido Patriota llevó a los niveles más bajos. Pero una cosa es la buena voluntad y otra muy distinta tener definida una estrategia presupuestaria a largo plazo. El FCN, el próximo partido oficialista, dio muestras claras de que carece de un programa de gobierno y para suplir esa carencia vital quería que el plan de gastos no tuviera candados para poder mover los fondos a su antojo. Ahora esas improvisaciones podrían tener un costo político muy alto para el nuevo mandatario porque el Ministerio de Salud tendrá 115 millones 532 mil quetzales menos, en lugar de haber sido un área en la que se hubiera ampliado la inversión social. La lectura que tiene ese presupuesto es que la salud de los guatemaltecos no es prioritaria, en momentos en que los hospitales nacionales se están cayendo a pedazos. Tampoco hubo mejoría en Gobernación, que perdió 52 millones 967 mil quetzales. ¿Tampoco importa la seguridad ciudadana?

EL PRESUPUESTO DEL 2016 reproduce el esquema vicioso de que más del 64 por ciento está destinado a gastos de funcionamiento, el 17 por ciento se va para pago de deuda y solo el 18 por ciento se destina para inversión. Entonces estamos frente a un panorama desalentador porque es un plan de gastos diseñado para ser succionado por una burocracia que en algunas áreas ha crecido artificialmente gracias a la corrupción, las plazas fantasma y los pactos colectivos leoninos. Además, Jimmy Morales quizá va a lamentar haber hecho oídos sordos al salvavidas que le lanzó Iván Velásquez, jefe de la Cicig, para impulsar un impuesto temporal dirigido a los grandes capitales para financiar al Ministerio Público y la justicia.

POR ESTE MEDIO QUIERO AGRADECER a lectores y amigos su preocupación por la ausencia de mi columna la semana pasada, hecho del cual desconozco la razón de por qué no fue publicada. Pienso que el periodismo de opinión se nutre de las diferentes expresiones democráticas, pero esa riqueza se pierde cuando hay desbalance político e ideológico. Salud por el pluralismo.

@hshetemul

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.