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Gatopardismo

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El gatopardismo es un concepto político que acuña que, en determinados momentos históricos, se hace “necesario” crear una apariencia de cambio revolucionario, cuyo objetivo es que el núcleo del sistema permanezca incólume e inalterado. Y este es hoy el aire que se respira en Guatemala.

Nuestra población percibe las elecciones 2015 únicamente como un cambio de partido y una cara diferente, pero personas que continúen haciendo lo mismo. Esto imprime desesperanza total.

Una vez más la oferta política electoral carece de propuestas serias, empezaron a saltar las diabólicas alianzas, que denotan falta de seriedad y compromiso. Los ciudadanos ya están cansados de los escándalos de corrupción, adornados por una retórica de torpes e irresponsables declaraciones de los funcionarios que han saqueado el país.

La población está agotada del empobrecimiento galopante, desigualdad e inseguridad. La pregunta es, entonces, ¿qué hacer en las urnas? Bajo este cuestionamiento la gente opina que debe votar por “el menos peor”. Un escenario poco alentador, desde cualquier óptica, pero ¿cómo no pensar así?, si cada período llega una administración peor que la anterior. Y quién de ellos se preocupa por los guatemaltecos de a pie.

Haciendo el recuento de los daños, el papel de la mujer dentro de la política guatemalteca quedó muy mal parado, desde la administración Colom, cuando su esposa usurpó las funciones del marido. Posteriormente y todavía no repuestos de haber tenido ese deplorable espectáculo de mandilonismo en el poder, llega la segunda versión de la historia, en la administración Pérez. Y no es porque ellos sean la octava maravilla como presidentes y es obvio que el saco les quedó grande a ambos, pero al menos la población, por ignorancia o falta de opciones, los eligió a ellos y no a las señoras que han estado gobernando en los últimos siete años.

Aun así Sandra Torres, habiendo sido detestada por el sector capitalista del país, pretende ser candidata a la Presidencia, tirando al caño sus supuestos ideales socialdemócratas y utilizando de compañera de fórmula a una persona que será su próximo títere y, según ella, la llave para ganarse al empresariado.

Qué mal sabor de boca han dejado estas señoras en la ciudadanía, y por ahora nadie quiere ver faldas en el poder, ni electas, mucho menos como usurpadoras.

Por otro lado, y para no ser sexistas, siguen Alejandro Sinibaldi y Manuel Baldizón, ambos hombres prepotentes, abusivos y muy cortos de inteligencia. Lucen ridículos, vistiéndose con traje típico, o usando un morral. ¡Cuánta hipocresía! Cuando sabemos que se sienten de sangre azul europea.

Aquí el sistema no funciona, por lo que urgen las reformas a las leyes electorales y de partidos políticos, en calidad de prioridad nacional.

Porque hoy el panorama que tenemos es: a) No ir a votar. b) Votar nulo. c) Votar por el que a su criterio es “el menos peor”.

Sabiendo que cualquiera de las opciones anteriores nos llevarán a la ruina. ¿Está dispuesto a entregar cuatro años más de poder a personas desquiciadas e inmorales, y regalar a su país como un cheque en blanco?

Imagen_es_percepcion@yahoo.com

ESCRITO POR:

Brenda Sanchinelli

MSc. en Relaciones Internacionales e Imagen Pública. Periodista, experta en Etiqueta. Dama de la Estrella de Italia. Foodie, apasionada por la buena mesa, compartiendo mis experiencias en las redes.