LIBERAL SIN NEO
Giancarlo Ibárgüen Segovia
El pasado 9 de Marzo falleció nuestro querido Giancarlo Ibárgüen Segovia. Nuestro, por el cariño, amistad y admiración de la que gozó en la comunidad liberal, tanto nacional como global. Fue un luchador optimista y amable, firme e incansable, en el campo de las ideas, propuestas y acciones por construir un mundo mejor. En la construcción intelectual, educativa, institucional y empresarial, hizo de arquitecto porque diseñó con artístico esmero, fue ingeniero porque coordinó y dirigió la edificación de obras, desde el movimiento de suelos hasta la colocación de los domos y laboró como albañil, preparando la mezcla de cemento, arena y agua, colocando un ladrillo tras otro. Le entusiasmaba el futuro y el esfuerzo para llegar a él.
Giancarlo fue un joven intelectualmente precoz, radioaficionado, enamorado de la electrónica, las ideas y voraz lector. De adolescente, leía los Tópicos de Actualidad que publicaba el Centro de Estudios Económico Sociales (CEES) y escribía cartas a su Director, Manuel Ayau, haciéndole preguntas y comentarios sobre los artículos. Dotado de un enorme apetito y capacidad para el trabajo, para Giancarlo, aprender, crear y producir era divertirse.
Polímata, del latín polymathes, “que sabe mucho”, derivado del griego polymath?s, “habiendo aprendido mucho”; un hombre de grandes conocimientos en diversas materias científicas y humanistas, como Giancarlo. León Batista Alberti (1404-1472) describió al polímata con la idea que “un hombre puede hacer cualquier cosa, siempre que su voluntad lo acompañe”, y la voluntad de Giancarlo rugía tras él. Se bañó profundamente en el principio del humanismo renacentista; que no hay límite a la capacidad de desarrollo humano y que las personas deben acoger todo conocimiento y desarrollar sus capacidades tanto como sea posible. Pecado sería no ver y alcanzar la fruta en las ramas más altas, porque podía si se esforzaba y se lo proponía; para voltearse con pícara sonrisa y lanzarla a los menos afortunados o diestros que no alcanzaran a subir tan alto.
Con visión de tablero del mundo, estaría interesado en y enterado de, las innovaciones para mejorar la eficiencia de los puertos en Singapur, un software para la observación astronómica, los últimos avances en robótica, un app con capacidad de olfato, los avances de Bitcoin como dinero privado, una nueva plataforma de “crowdsourcing” para capitalizar empresas nacientes, un proyecto de “start up city”, o encontrar metáforas liberales en las obras de Shakespeare y Cervantes, la ética de Hume y promover la traducción de Adam Smith a las lenguas mayas. Todo le fascinaba; tocaba, aprendía y enseñaba con la mente como lo hace un músico virtuoso.
Las ideas del cómo, quién, para qué y cuándo le brotaban de la cabeza como árbol de mango en flor. No rehuía al experimento, la prueba y el error, aprendiendo, con prisa, en camino a los aciertos. Giancarlo fue un líder por su energía innovadora, su capacidad de formular visión y objetivos, guiar e incorporar a otros individuos, equipos y organizaciones, para alcanzar metas. Con frecuencia cruzábamos las espadas del desacuerdo; pero ambos sabíamos que eso era tónico, no veneno. He conocido líderes con temperamento fuerte; en todo el tiempo que compartí con mi amigo Giancarlo, nunca vi que levantara la voz o profiriera insulto. Fue un hombre muy valiente que ante la oscuridad más profunda, la enfrentó con buen ánimo y llevó la procesión por dentro, hasta el final.
Descansa, querido Giancarlo, un hombre de gran fortaleza intelectual, exquisita calidad humana y vivencia ejemplar. Misión cumplida.