Gobiofóbicos
que recibe Europa, arguyendo que los campesinos de los países pobres sufren explotación. No protestan por los subsidios a la agricultura y ganadería en los países centrales capitalistas, pero reclaman la prohibición de palabras como ‘parmesano’, o utilizar la expresión vino ‘bullas’; o que aparezca en un frasco de verdura en conserva, ‘corte vichy’. En muchos estados de la unión americana, se puede fumar, hacer galletas o chocolates, con marihuana, pero los países pobres no pueden sembrarla, es un delito. En fin, todo lo que favorezca a la producción agropecuaria de los principales “países donantes”, y nada que fomente la libre concurrencia en sus mercados agropecuarios nacionales.
Lo que más ha disgustado a los caciferos consiste en los bloqueos de carreteras que se realizan con el apoyo de Vía Campesina. Que también tiene como carta de presentación a la CLOC, es decir, Confederación Latinoamericana de Organizaciones Campesinas. Los enojados camioneros y automovilistas no escuchan los segundos de su reloj como en castellano: tic-tac; sino como en inglés: cloc-cloc.
Pero, ¡oh, milagro! El lanzamiento de gobio o harina, sobre la señora vicepresidenta, que se transformó en óxido de calcio, como certificó el Inacif; también produjo una mutación en Vía Campesina. El prodigio ocurrió antes del examen forense y después de limpiar los ojitos de la alta funcionaria de gobierno; lo que se prueba con la inexistencia de quemaduras extensas en los párpados, como cabría esperarse, al mezclarse con las lágrimas de rabia que seguramente existieron. Tal secuencia no es óbice para que esta organización califique a esa malacrianza, como “un atentado contra la vida”.
De la misma manera que la divina transubstanciación produce muchas bondades; la conversión de una organización favorable a la acción directa, a una que proclama como deber de los órganos del Estado “la aplicación de todo el peso de la ley” a las infracciones legales, causa asombro. De hoy en adelante no se afectará el derecho humano de libre locomoción contemplado en la Constitución Política de la República y en la Declaración Universal.
Ahora que el Vaticano rebajó los costos de los viajes de los abogados del diablo, habría que sufragar esos viáticos, para estar seguros del milagro. Se puede aprovechar su presencia para la defensa de quienes están hundidos hasta el cuello, en los vericuetos de los montajes políticos del país. Ellas no se salvan ni de milagro.
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