¿Guatemala no califica?
Por otra parte, hablaba de una Guatemala que es medida y calificada permanentemente como país a invertir, por firmas como Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s. El año pasado, según Fitch Ratings, la calificación de nuestro país bajó de estable a relativa —y eso que no se había anulado aún el juicio por genocidio—. Y es que para medir el riesgo país, se mide la salud económica y financiera del país, pero también la situación de DDHH, la situación laboral, el funcionamiento del sistema legal, la estabilidad social y política, los niveles de corrupción, la situación de violencia y la seguridad, entre otros.
Hace pocos días, Fitch Ratings volvió a calificar a Guatemala. Y la calificación fue a la baja. Pasamos de BB+ a BB. La meta de hacer de Guatemala un país a invertir sigue rezagada y no necesitamos recordar por qué. El país no progresó lo suficiente para asumir proyectos de crecimiento, para ampliar la base de ingresos y mejorar en el tema de la recaudación fiscal. Ni siquiera por razones equivocadas como la de atraer inversión avanzamos en la dirección correcta. Porque las razones más ciertas, ya dejando toda esta historia de inequidades y exclusiones de lado, sería que avanzáramos por la ruta de la justicia social y el respeto a la dignidad de cada persona que habita este país.
Esto de la degradación no ha salido en ninguna primera plana, ni se menciona en recio por ninguna parte. Será porque el gobierno prevé ya una campaña electoral que podría verse afectada por información como esta, y el Cacif pone en duda la calificación obtenida y considera que la degradación de la calificación afecta al país, independientemente de “si es correcta o no”. O sea que el Cacif reconoce que puede ser verdad que no estemos bien en muchas áreas, pero sugiere que mejor mintamos o tratemos de convencer a las calificadoras de que las cosas no están tan mal. Es cierto que tenemos una aburrida y estable macroeconomía, pero sabemos que mucho más anda muy mal. A la usanza de aquellos niños que le llevan una manzana a la maestra para que les ponga buenas notas, en julio varios emisarios del rey desnudo —hecho de pedazos del Gobierno y del sector privado— visitarán a las calificadoras Moody’s y Standard & Poor’s, para hacer lobby y tratar de mejorar nuestra calificación. La realidad se convierte así en un menú a la carta en las manos de quienes tienen posiciones de poder social o político.
Esta es una alerta importante, “creamos o no” en las calificadoras de cualquier tipo, porque la gente que toma decisiones sobre inversiones les pregunta a ellas, no a nuestros empresarios o a nuestro gobierno. Y es que, siendo serios, Guatemala no califica.