URBANISMO Y SOCIEDAD
Guatemala, en crisis política con Trump
En Guatemala se ha desarrollado una segunda generación criminal de pandillas juveniles, y exigen dinero a todos por extorsiones. En El Salvador, los pandilleros usan redes sociales para atraer a jóvenes a sus filas, afirmó el director de la Policía Nacional. El Salvador, Guatemala y Honduras figuran entre los países más violentos del mundo. En muchas partes de estos países, las pandillas son el principal empleador.
Para entonces, los primeros deportados empezaron a venir a Guatemala desde Estados Unidos, muchos habían pertenecido a las pandillas de Los Ángeles, The Mexican Mafia, la Salvatrucha y la 18 St. Sin embargo, la más popular en Guatemala era una pandilla denominada la Five, por su procedencia de La Limonada, zona 5. El nombre de mara es una síntesis de marabunta, unas hormigas brasileñas, que fue como se les llamó por el desplazamiento de los grupos escolares públicos que se involucraron en las luchas urbanas políticas.
Pero seguimos con los problemas de finales del siglo pasado, con un Estado débil que se basa en una ausencia de estrategias y logísticas en materia de seguridad, ante las amenazas del siglo XXI. Con una Policía Nacional Civil corrientemente manipulada por los ministros de Gobernación. Sobresale la migración que procede de la comunicación por las vías de los departamentos de Huehuetenango y San Marcos, con las vías de Chiapas. Las nuevas amenazas regionales son la guerra al narcotráfico y la violencia urbana. Esto empezó a darse cuando para estos migrantes el territorio de Guatemala se convirtió en un puente de trasiego y de ilegalidades hacia México y Estados Unidos y fueron, ya en México, penetrados por la mafia mexicana fundada por miembros de pandillas de chicanos de Los Ángeles, creando la Mara Salvatrucha y el Barrio 18.
Pero fueron expulsados de Estados Unidos, y al volver se reorganizaron bajo un liderazgo más centralizado en Guatemala, configurándose como una amenaza para la seguridad del país. Los pandilleros son “criminales” que representan un serio desafío a la seguridad nacional, como una fuerza de choque para los intereses de los políticos y del crimen organizado. Los emigrantes mexicanos y salvadoreños son protegidos por el Movimiento Santuario, al cual se arrimaron los migrantes de Guatemala.
El presidente Donald Trump mencionó a estos países como: “No son nuestros amigos. Creí que eran nuestros amigos y enviamos ayuda masiva, y sigue llegando la droga a nuestro país. Así que no creeré que son nuestros amigos”. El anuncio lo hizo como medida de presión por las fracasadas políticas gubernamentales contra el trasiego de drogas. “Queremos fronteras fuertes. Queremos darles leyes, queremos detener el sinsentido de la captura y liberación. Ustedes capturan a alguien y lo liberan. Saben que son malos. Simplemente se están escurriendo en nuestro país” (Guatevisión).
Las autoridades del Triángulo Norte temen que se venga una ola de deportaciones masivas de los pandilleros desde Estados Unidos. Trump apuntó su mira contra los inmigrantes de Centroamérica, “que los culpó del crecimiento de la MS-13 en Estados Unidos, y pidió a la policía ser ruda con los detenidos y más deportaciones para aniquilar a la sanguinaria pandilla”. Amenazó a Guatemala, El Salvador, Honduras y México con retirar toda ayuda económica si no atacan el narcotráfico. Mientras que en conferencia de prensa anunció la “próxima expulsión de los emigrantes ilegales y la construcción de un muro de verdad” (Telemundo).
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