CON OTRA MIRADA
Guatemala se re(v)bela
Guatemala se re(v)bela es el título de la exposición del fotógrafo Daniel Hernández Salazar, inaugurada la semana pasada con el apoyo de la Embajada de Francia y su casa de estudios, Alianza francesa en la Nueva Guatemala de la Asunción.
Revelar. Del latín revelare: Quitar (se) el velo / Rebelar. Del latín rebellis: Oponer resistencia. El juego de palabras no es caprichoso y se origina en la espontánea y masiva manifestación de la clase media urbana del 25 de abril de 2015, provocada por la denuncia del Ministerio Público y la Comisión Internacional contra la Impunidad sobre la existencia de una red dedicada al desfalco del Estado, liderada por los entonces presidente y vicepresidenta de la República. Fue cuando los guatemaltecos nos rebelamos luego de muchísimos años de silencio, contención y sometimiento.
Dándole seguimiento al tema del desnudo que viene desde 1989, en su producción artística Daniel lo ha abordado con fines estéticos, dejando ver una fuerte carga política y de denuncia social. En ese contexto, el proyecto fotográfico empezó con una convocatoria abierta invitando a hacer dos tomas: una, vestidos y otra, desnudos, pretendiendo despojar estereotipos, obsesiones y dudas que la conservadora sociedad chapina aún impone. Dentro del plan no fue considerado el desnudo en su función tradicional de registrar y definir los valores estéticos e ideales de belleza de un período cultural específico.
La convocatoria fue atendida por 65 personas de entre aquellos mismos manifestantes, comprendidos entre los 18 y 69 años de edad, consientes de no ser ni representar los ideales de los anuncios publicitarios del cuerpo perfecto por belleza o salud. El resultado íntimo de sentirse bien consigo mismo para cada uno de los modelos no fue previsto. Sin embargo, de la experiencia surgieron expresiones como “Al quitarme la ropa me sentí como una mariposa saliendo del capullo”, “Vinimos acá a superar todos nuestros miedos” o “finalmente, el cuerpo ideal es más bien la excepción y todos los demás somos la norma”.
La exposición consta de 126 obras que, en mi opinión, no deben pasar desapercibidas. Independientemente de su alta calidad y los claros influjos que los expertos en fotografía podrán identificar, se trata de una muestra que enfrenta al espectador consigo mismo, provocando preguntas no fáciles de responderse: ¿De haber conocido la convocatoria, la habría atendido? O más hipotéticamente, ante el desafío que la muestra impone, ¿me atrevería a dejarme retratar para ser expuesto públicamente?
Guatemala tiene poca tradición en cuanto a la obra artística del desnudo, sea pintura o escultura. De ahí los lamentables casos de censura y agria crítica como la ocurrida el año pasado con una escultura del maestro Manolo Gallardo, colocada en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias. La obra, un desnudo femenino de pié con los brazos alzados y abiertos, fue retirada por considerarla no recuerdo si impúdica o sacrílega por un recatado o piadoso funcionario, sin criterio ni cultura.
El gran valor de la obra de Daniel es que desnuda, más que a los modelos, a una sociedad que perdió el miedo y se atrevió a rebelarse al momento que reveló ser consiente de su propio ser.