Esta inédita telenovela
y fuertes pero siempre malvadas, que acechaban noche y día a la dulce y frágil heroína; sí, esa que sufría si su príncipe azul estaba presente, pero más cuando se alejaba para ir en pos del villano o, peor, en pos de otra. La amiga hipócrita, “carita de ángel”, merodeando siempre; prodigando falso consuelo, mientras se interpone en el camino del amor. Hombres ricos y tenebrosos, manejando a todos en el hogar, la empresa y la política, cual titiritero en permanente función.
Guate es ese tobogán de emociones entretenedoras. A ratos más, a ratos menos, intercalado por períodos de frenesí. No sé qué recuerdo habrá disparado en mí la ocurrencia de listar los acontecimientos que han dominado las escasas ocho semanas de vida que tiene el 2014. La lista, seguro incompleta, deja ver, no obstante, esta fascinación chapina por el género.
Comienzo con el intercambio poco amistoso con Acción Ciudadana por la calificación en transparencia; la evaluación de la gestión de gobierno que hiciera pública la Universidad Rafael Landívar; no digamos el acecho jurídico a Jose Rubén Zamora. Tres sucesos, coronados por el lanzamiento del Informe Latinoamericano de Desarrollo Humano, que por lo menos un santo dejó botado. ¿O trasladado?
La joya de la corona: la presentación del Informe de Gobierno, opacada por dos jóvenes que le lanzan un polvo blanco a la vicepresidenta; las disyuntivas alrededor: que si cal, que si harina; que si viaja el presidente, que si no. Con tanta emoción, no se olvide el diputado autoenharinado ante las cámaras.
La marcha magisterial que logra en una mañana lo que cientos de marchas campesinas aún esperan ver: que el Congreso legisle ipso facto a su favor, aun cuando no haya dinero real para pagarles y las coberturas educativas vayan en retroceso.
¡Y dónde dejamos el copy-paste al cuadrado: libro y tesis en un solo combo, con video y pelea con los medios de ribete! Por cierto, comienzan a aparecer otros imitadores. De plano ya desplazamos a la China en esta especialidad.
Mientras tanto, las víctimas de Chixoy y sus descendientes, a la espera del acuerdo gubernativo o la iniciativa de ley para que pare la cuenta de tres décadas a la espera de resarcimiento. A cambio, el Capitán América ya no cerrará el chorro de los bancos y los ricos dejarán de llorar por sus bebés adoptados. Mientras tanto, la fiscal general recibe un “manotazo” técnico bien puesto; ni Martín Karadajián hacía esas proezas en el ring. Mientras tanto, un intento de goleada —¿o será tumuleada?— a la Ley Orgánica del Presupuesto. ¡Qué bueno que ni Messi ni Ronaldo andaban cerca, y que el Mundial es en Brasil; si no, a estas alturas, el presupuesto público cuasi desfinanciado ya sería soberano; liberado de constancias, digo, de cadenas, por un túmulo.
¿Qué nuevos dramas se avecinan? Si mi abuela viviera, ya no encendería la tele. Esperaría a que llegara a casa por la noche y que le narrara el capítulo del día de esta inédita telenovela. “¡Espérate, abuela, que ya viene Carnaval!”