REFLEXIONES

Internet y DDHH

Frank LaRue

|

Participando en la reunión del Foro de Gobernanza del Internet —convocado cada año por Naciones Unidas—, este año se realiza en Joao Pessoa, Brasil. Este se ha constituido en el espacio más importante de diálogo multisectorial de todo el mundo, buscando generar los principios y acuerdos para la gobernanza democrática del internet.

Hemos descubierto que se ha logrado aceptar que la única forma de entender y hacer efectivo el manejo del internet a nivel mundial es con el enfoque de derechos humanos. Esto se explica porque los derechos humanos son un elemento de regulación universalmente reconocido, a pesar de que en algunos países aún se violan.

En este foro de diversas reflexiones nos encontramos con que unos de los temas de mayor relevancia este año ha sido el del llamado “discurso del odio”, que ha surgido como un desafío para quienes defendemos la libertad de expresión.

Esto es obvio si se ve la realidad del mundo marcada por los conflictos y las guerras que en muchos casos pretenden justificarse bajo argumentos y actitudes discriminatorias, de fundamentalismo religioso que pretende imponerse sobre todos los demás o los fundamentalismos políticos que desde los extremos ideológicos niegan la diversidad existente en el mundo y la capacidad de diálogo auténtico y ético.

Todo esto sucede también en Guatemala, donde lejos de alimentarse un diálogo constructivo o un debate de altura se recurre a la ya tradicional maniobra de ataques personales o de grupo u organizaciones; o el manejo de información falsa para descalificar o calumniar a otros.

Esto debilita profundamente a la democracia, pues inhibe o desestimula la expresión más importante de la misma, que es respetar el pluralismo de ideas, tomar decisiones o construir consensos a partir de un debate de altura y permitir la participación de todos, cualquiera que sea su pensamiento o propuesta.

No debemos permitir que los “mercenarios del lenguaje” al servicio de intereses oscuros pretendan silenciar las demandas legítimas de la población y sus diversas expresiones, incluyendo las manifestaciones públicas y pacíficas.

En este escenario de libertad de expresión que demanda el pueblo de Guatemala debemos recordar que hay demandas urgentes que se hicieron en el período preelectoral como la reforma a la LEPP como primer paso de una urgente y necesaria reforma política.

Esta reforma no se realizó por la intransigencia y falta de madurez y seriedad de los diputados del Congreso de la República, por lo que queda como una tarea pendiente para esta nueva legislatura que no podrá hacerse de los oídos sordos ante estos planteamientos, y queda también como tarea pendiente del nuevo gobierno que no podrá imponer su reforma, sino deberá aceptar la reforma que el pueblo demande.

Todo esto nos lleva a la necesidad de desarrollar lo que se conoce como observación política permanente.

flarue1@hotmail.com

ESCRITO POR: