ENCRUCIJADA
Inversiones inciertas
Uno de los aciertos del gran eco- nomista británico John Maynard Keynes fue identificar las expectativas como determinante fundamental de la inversión. Estas expectativas, no siempre tan racionales, podían explicar mejor la decisión de invertir de un empresario en comparación con otras explicaciones como el nivel de la tasa de interés o el costo de determinado insumo.
Las expectativas de inversión en Guatemala son actualmente muy negativas. Lo demuestra la caída del índice de confianza que mensualmente elabora el Banco de Guatemala. Datos hasta mayo de este año de las importaciones de bienes de capital y de las importaciones de materias primas para la construcción sugieren que la inversión en equipo y maquinaria, así como en construcción, no va a crecer significativamente este año. La mayor parte de nuestro crecimiento económico continuará dependiendo de la expansión del consumo y de las remesas, sin generar una capacidad sostenida de crecimiento futuro. Esa tendencia se fortaleció con la explosión de la corrupción.
En vez de tanta energía dedicada a promocionar megaproyectos, obtener exenciones tributarias y aplicar salarios diferenciados, cabría haberle dado atención a temas básicos como el cumplimiento de la ley, la independencia del poder judicial y el combate a la corrupción. Habría sido la mejor manera de crear expectativas favorables para la inversión.
Hay otro tipo de inversión que también está enfrentando incertidumbre, pero por las razones opuestas. Es la inversión en la campaña de los partidos políticos. La opacidad, las posibilidades de incidir en políticas para favorecer a los financistas y las expectativas de futuros negocios apoyados por el Estado han estimulado este tipo de inversión. Pero ahora, con tanto candidato sujeto a amenazas de juicio, con tanta exposición de redes ilegales y con tanta evidencia de financiamiento ilícito, está aumentando el riesgo de financiar campañas políticas. Sumémosle la simple incertidumbre en torno a quién gane. Hay ahora dos tipos de riesgo: el generado por un posible fracaso electoral y el que surge de ir a la cárcel. Bien harían los financistas en tomar nota.
¿Cómo convertir esta incertidumbre para la inversión ilícita en una mayor confianza para la inversión lícita? Reforzando las investigaciones del Ministerio Público y asegurando que los tribunales aplican las sanciones correspondientes sin presiones provenientes del Poder Ejecutivo. Un gobierno constitucional de transición podría favorecer este tránsito, que equivaldría al inicio de una renovación nacional: garantizaría la independencia del poder judicial y podría comenzar a poner orden en la casa, desmantelando redes de mafias incrustadas en el Estado, sustituyendo a la mayor parte de los altos funcionarios y transparentando los recursos que han manejado. No equivale a una reforma del Estado ni a transformaciones profundas, pero podría ser una base para iniciar un camino correcto, enmarcado por la ley y con más transparencia; no poca cosa en Guatemala. Y contribuiría a mejorar las expectativas de inversión lícita.