A CONTRALUZ
Iván, el demoledor
EL PAÍS YA NO ES EL MISMO desde el 16 de abril pasado. Ese día, la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) y el Ministerio Público (MP) destaparon la existencia de la Línea, el caso de corrupción más sonado que no solo llevó a la caída del presidente Otto Pérez Molina y de la vicepresidenta Roxana Baldetti, sino a una revolución ciudadana que se manifestó en las calles y cambió el panorama electoral del país. Ahora podemos hablar de una sociedad civil beligerante, empoderada desde la pancarta escrita con marcador hasta las redes sociales. Los jóvenes hoy gritan que los políticos corruptos “se metieron con la generación equivocada”. Pero tras esa metamorfosis que hemos experimentado hay una persona sin la cual no hubiera sido posible que la utopía se convirtiera en realidad: Iván Velásquez.
ANTES DE LA LLEGADA del jurista colombiano, la Cicig había tenido una existencia gris. El español Carlos Castresana se enredó en el caso Rosenberg y en sus escarceos con sectores empresariales, mientras que el costarricense Francisco Dall’Anese dedicó sus esfuerzos en escribir una novela y abrirse un frente con el Organismo Judicial con denuncias poco fundamentadas. A la llegada de Velásquez, la Cicig era un organismo burocrático, al cual el expresidente Pérez Molina llegó a ningunear. A partir de su restructuración en el 2014, esa comisión tuvo un viraje hacia un verdadero organismo de investigación y persecución penal que cimbró las estructuras corruptas del Estado guatemalteco. Hoy es posible hablar de un parte aguas en la historia de la lucha contra la corrupción: antes y después de Velásquez.
LAS ESTRUCTURAS DE CORRUPCIÓN habían llegado a tales niveles que eran dirigidas por las más altas autoridades del país. En menos de ocho meses, se derrumbaron Pérez Molina y Baldetti y tras ellos los miembros de la directiva del IGSS, diputados, jueces y empresarios. ¿Cuándo íbamos a ver a Gustavo Alejos, el patriarca de los negocios farmacéuticos, en calidad de prófugo de la justicia? Sin la intervención de la Cicig y las manifestaciones ciudadanas ahora estaríamos a la espera de que Manuel Baldizón, Líder y el PP mantuvieran las mismas estructuras criminales en el poder.
MUCHO LE DEBEMOS A IVÁN VELÁSQUEZ. Este señor nos ha enseñado el camino de cómo los guatemaltecos debemos enfrentar esa plaga de corruptos que indudablemente ahora buscarán mecanismos para no ser detectados. Ojalá y el presidente electo Jimmy Morales aproveche esta coyuntura excepcional para combatir las estructuras criminales incrustadas en el Estado. El jefe de la Cicig ha sido muy enfático al indicar que la Línea es apenas una de las modalidades de corrupción en el sistema aduanero-tributario y que esas estructuras se ramifican en todas direcciones. Basta ver la crisis en que se encuentra el sistema hospitalario para comprender que la corrupción condena a la muerte a miles de guatemaltecos. Ahora no podemos bajar la guardia.
@hshetemul