Justos, pero ecuánimes

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No es extraño aquí  que el agresor tenga derechos humanos y sea protegido con privilegios y reconocimientos, cuando el agredido no tiene ni derechos, sino solo deberes, y solo  llega a integrar un número en la estadística. Por lo anterior, ¡milagro que no estamos peor!, y si seguimos razonando así no deberíamos esperar que las cosas mejoren.

Cómo razonaríamos si yo le dijera a usted que estoy robando por necesidad y para proveer a mi familia, pero el día que a mí alguien me robara eso es un delito y también una injusticia. Bueno, el robo es robo, no importa si me lo hacen o lo hago y no importa el monto, sino más bien la acción.

Le invito a que de igual modo, poniendo a un lado si somos o no simpatizantes de israelíes o palestinos, juzguemos la acción bélica en su dimensión del iniciador y también del que tiene derecho de defenderse por la agresión que está sufriendo y los daños que está ocasionando. Quisiera saber quién que sufre una violación se toma el tiempo de buscar el bienestar del violador para que le resulte más cómoda la vida de antisocial que tiene.

Debemos cuidarnos de que con las posturas que tomamos no seamos cómplices de la maldad con la aparente demanda de justicia. Muchas veces he oído quienes están sentados pidiendo justicia y lo que se le escucha es simplemente venganza, no son sinónimos estos en ningún momento. Cuando pido venganza estoy pisoteando la ley y la justicia, pero cuando pido justicia estoy pidiendo que se defina al culpable y se le aplique el castigo correcto por haber procedido mal.

Debemos admitir que el problema del Medio Oriente no es nada nuevo y, además, es por demás complicado y tiene muchas aristas, y también son muy pocos que pueden coherentemente entenderlo y explicarlo, viendo cómo se incluyen cuestiones históricas, religiosas y políticas en el asunto. Evitemos tomar posturas por la parcialidad de las agencias noticiosas que por alguna razón tienen una postura y que la defienden, pero nosotros no tenemos por qué alinearnos con ellos. Tomemos el tiempo, ilustrémonos, leamos, observemos y lleguemos a una postura que sea sabia y hagamos conclusiones que puedan ayudar a nuestro país también en la confusión que vive y que tristemente no sabe definir qué es justicia.

Aun en la familia, desde el más pequeño vive frustrado cuando somos injustos, y crea rebeldía y amargura. Empecemos desde nuestro hogar a cultivar y aplicar la justicia, dejando a un lado nuestros gustos e intereses, y si lo logramos no tardará   el país en vivir también en una auténtica justicia y paz.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.