IMAGEN ES PERCEPCIÓN
La camisa de Jimmy…
Considero la elección de un antipolítico como un experimento que ha generado expectativas positivas en el pueblo, por representar una opción distinta, diferente a los políticos corruptos, al punto de que cada movimiento que hace Jimmy Morales es sometido al escáner del ojo público. Desde cosillas triviales como los calcetines fashion con los que se presentó ante el presidente Maldonado, hasta defender vehementemente a un miembro de su equipo. Todo está siendo procesado, analizado y criticado muy seriamente por los analistas, periodistas, detractores y personas que votaron por él. Jimmy Morales ya empezó a decepcionar a algunos, con sus pocas, pero controversiales acciones y declaraciones, que no distan mucho de las de los políticos tradicionales de este país, sobre todo muy similares al estilo Pérez.
En campaña, la mayor crítica que se le hizo a Morales fue que carecía de un equipo de trabajo, pero él muy hábilmente ofreció convocar a profesionales, a quienes llamo “los notables”; imagino que cuando se refería a estas personas, los iba a buscar fuera de su círculo de amistades y parientes. Primero por ética y segundo porque la gente además lo eligió a él porque se suponía que convocaría a personas serias, intachables y sin un pasado en la política. Hay mucha gente de alto nivel académico y moral que gustosa trabajaría en un gobierno limpio si le dan la oportunidad y la incluyen.
Hasta hoy, Morales no ha podido conformar ni siquiera su equipo de comunicación, clave para un personaje público. Ojalá esté consiente de que con el manejo que haga puede convertir a los medios en su mejores aliados o en sus peores enemigos.
El escándalo que desató el nombre de José Ramón Lam, miembro de su equipo de transición, acusado de plagió, fue muy mal manejado por parte del presidente electo. Sus declaraciones evidenciaban una defensa ciega para su asesor, incluso sonó sarcástico, diciendo que le parecía extraño que se hubiera hecho la denuncia un domingo primero de noviembre, y que eso evidenciaba que ellos tendrían que trabajar los 365 días del año.
Con sus declaraciones mal manejadas perdió la imagen de bonachón, defendiendo lo indefendible. Para colmo, cuando los periodistas trataron de entrevistarlo, Morales los evadió y salió por la puerta trasera, como una estrella de cine que trata de huir de los paparazzi. ¿Dónde está entonces la política de puertas abiertas que ofreció cuando era candidato presidencial?
Tuvo la primera prueba de fuego en sus manos, una pequeña muestra de lo que se le viene encima y no supo manejarlo. Quedó evidenciado que anda sin rumbo alguno. Esta minicrisis que pudo haber sido una buena oportunidad, para demostrar su rectitud, manteniendo una imagen ecuánime ante los ciudadanos, mandando un mensaje claro de que no tiene amigos ni compromisos con nadie, solo con Guatemala; diciendo un tajante no a la corrupción y a las mentiras; tristemente la manejó como un politiquero del montón. Es aconsejable que haga un alto, para ordenar sus ideas y su equipo de trabajo, antes de seguir exhibiéndose y desgastándose públicamente antes de empezar.
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