La guinda al pastel

RENZO LAUTARO ROSAL

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De los dos casos, constructora OAS y Kolektor, el primero es más importante. Precisamente las empresas constructoras alrededor del mundo son más propensas a ese tipo de búsqueda de beneficios.

Susan Rose-Ackerman, en su libro La Corrupción y los gobiernos, indica que “los pagos corruptos para obtener grandes contratos y concesiones constituyen generalmente el coto de los grandes negocios y funcionarios de alto nivel”. Se trata de financiar pensando a futuro, salpicando a aquellos en cuyas manos están decisiones que les pueden ayudar con proyección de mediano plazo.

Además, en muchos casos, las empresas de donde provienen los sobornos no son las directamente beneficiadas, sino corporaciones cercanas o socias locales. El entramado de los negocios es igual o más enredado que el mundo de la política. La misma autora precisa que el  mundo de pagar coimas obedece a cuatro razones:

1) para ser incluida en una lista de oferentes preferenciales, que implica restringir la competencia, 2) para obtener información confidencial que derrame otras posibilidades; 3) inducir a funcionarios a estructurar las licitaciones de ciertas formas para orientarlas hacia un único proveedor; 4) para ser la única beneficiada de cierto contrato. Por la escala de los proyectos y beneficios implicados, es poco probable que funcionarios de un mismo gobierno sean los únicos embarrados. Las épocas electorales son momentos ideales para aumentar la escala de las tentaciones, ya que aparecen en el mercado los potenciales protagonistas del futuro cercano.

Ackerman indica que “los gobernantes corruptos… frecuentemente apoyarán proyectos tipo ‘elefantes blancos’ que tienen poco valor para promover el desarrollo económico”. En los proyectos de infraestructura, los gobernantes reciben beneficios en el presente al permitir la entrada en mercados restringidos a propósito, pensando que no sufrirán desgastes a futuro en caso de malas ejecuciones o aumento de la deuda pública; el que venga atrás, que arree.

Los sobornos en países de alto riesgo provienen, por lo general, de inversores dispuestos a comprometer fondos para el enriquecimiento rápido, que propicia una secuencia de mayor ineficacia de costos y beneficios públicos.

renzolautaro.rosal@gmail.com

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