DE MIS NOTAS
La pelota en las cortes
De pronto el epicentro del huracán se ha movido del Congreso de la República a las Cortes, donde se ha posado con toda la fuerza de una tormenta política. El Presidente presentó el día de ayer un amparo ante la Corte Suprema de Justicia, argumentando doble persecución por el caso de La Línea. Según la defensa, ya le corre un proceso de antejuicio señalado por el mismo caso. No se puede perseguir a persona alguna por un mismo delito. En Latín: Non bis in ídem: “No dos veces por lo mismo.”
El principio de “Única Persecución” se encuentra regulado en el artículo 17 del Código Procesal Penal: “Nadie debe ser perseguido penalmente más de una vez por el mismo hecho. Sin embargo, será admisible nueva persecución penal: 1) Cuando la primera fue intentada ante un tribunal incompetente. 2) Cuando la no persecución proviene de defectos en la promoción o en el ejercicio de la misma. 3) Cuando un mismo hecho debe ser juzgado por tribunales o procedimientos diferentes, que no puedan ser unificados según las reglas respectivas”.
Menuda pelota la que tiene ahora la Corte Suprema de Justicia, quien, sin haber tomado en cuenta esta situación, envió al Congreso el caso para su trámite. Lo más probable, dada la dimensión del problema y la presión política existente, es que decidan no corregir sino ratificar el problema, acción que será entonces elevada en calidad de “brasa incendiaria” a la Corte de Constitucionalidad. Esa Corte tendrá que evaluar la petición del amparista, quien alude al “debido proceso y al derecho de presunción de inocencia”. Dos pilares de un verdadero estado de Derecho.
Con esta acción, la presión que tenía el Congreso en un ámbito eminentemente político se traslada ahora hacia la CC, un ámbito jurídico constitucional. En esa arena no caben las consideraciones políticas, aunque no pocas veces en el pasado algunos fallos hayan sido eminentemente políticos. Empero, en este particular caso, la CC no la tiene fácil. Existe una creciente demanda popular para enjuiciar al Presidente, a quien se le percibe como el “líder” de todos los males del país. El desgaste es total. Su capital político está en el nivel más bajo de la historia.
La Corte de Constitucionalidad buscará por todos los medios posibles encontrar algún agujero por donde colar los criterios jurídicos sin dañar demasiado la jurisprudencia y satisfacer la demanda colectiva. Sin embargo, con este amparo, la tendrá difícil. Los juristas que he consultado piensan que el Ministerio Público cometió un error al haber iniciado un segundo antejuicio sin haber diferenciado los contenidos de la acusación.
Más de algún malpensado concluirá que un error tan burdo —que atrasará el antejuicio hasta para después de las elecciones, hecho que le brinda considerable oxígeno al Presidente— se presta para malas interpretaciones…
Los más aliviados son las bancadas rojas /naranjas y sus diputados que tenían que cumplir con los 105 votos. Evidentemente lo que más pesaba era cómo manejar la presión política del pueblo unos días antes de las elecciones sin daños colaterales. Ahora podrán dormir tranquilos…
Uno se pregunta: ¿Cómo pueden pasar situaciones de este tipo en casos de tan alta trascendencia social? La respuesta es simple: el pueblo está cansado. La presión es cada día más grande. Los tribunales andan a un ritmo, los diputados en otro y la demanda social en la propia. Hay mucho espacio para que la liebre salte por el lado más inesperado.
El próximo jueves se cierran las actividades proselitistas y cesa toda la propaganda electoral. En ese espacio. En ese silencio. Pensemos todos en la institucionalidad del país. Y en oración, en rezo, en pensamiento y en acción.
Guardemos a nuestra Guatemala.
alfredkalt@gmail.com