La quema: gran impostora
“Quiero hacerle llegar mi testimonio de lo que sucedió ese día: Yo laboraba en la empresa Lotegra, cuyas oficinas se encontraban en el edificio Galería Tívoli, frente la Embajada de España.
Todos los trabajadores escuchamos ruido y salimos al balcón. Pudimos apreciar muchos policías uniformados, patrullas y carros particulares; también a varios hombres vestidos de particular subiendo hacia la terraza, buscando quizá un lugar por donde ingresar. Al llegar a la salida de la chimenea, se escuchó un gran estallido; fuego y humo emanaron del agujero, por lo cual los hombres cayeron hacia atrás, y enseguida se levantaron y bajaron corriendo hacia la calle.
Se volvió un pandemónium: gente que gritaba, mucho fuego y humo, y posteriormente aparecieron los siempre abnegados bomberos. El edificio desde donde estábamos ofrecía una vista impresionante, y vimos también cómo entraron hombres fuertemente armados. Luego todo fue silencio.
Esto que le narro, comprueba que “no fue la policía quien incendió la embajada”, ya que la explosión y las llamas se escucharon y se vieron antes de que los hombres lograran ingresar a las instalaciones. Concuerdo con usted en que estos izquierdistas no cesan en su empeño de tomar el poder por cualquier medio, porque han pasado treinta años, y la señora Menchú sigue ganando protagonismo en el extranjero, pero en su país y su propia raza no la quieren. Yo no acepto que a costa de denigrar a su patria, ella se le haya otorgado un premio Nobel de la Paz que ni ella misma practica, pues es confrontativa, y la prueba es que continúa con su misma cantaleta. Att/ Licda. Dora Elizabeth Bonilla Berger.
De las grabaciones que Rigoberta Menchú hiciera con Elizabeth Burgos en París, enero 1982, —y que fueron correctamente transcritas en su libro— pp. 86-87 versión en inglés de I Rigoberta Menchu. Esto fue lo que dijo: “Algunas de las versiones que ellos han hecho, es que los campesinos estaban armados. Que se habían quemado a sí mismos, etc. Ni nosotros ni ninguno de nuestros compañeros puede decir cuál es la verdadera verdad porque nadie de la embajada española sobrevivió”.
“Algunas teorías, incluyendo la posibilidad de que la policía tiró bombas, e interminables versiones han sido ofrecidas. El secuestro y muerte de Yuja Xona del hospital —él era el único que podría haber dicho lo que pasó realmente—. Sin embargo, como dije a alguien que me pedía detalles específicos de lo que pasó en la embajada española, yo no puedo inventar mi propia versión personal de mi imaginación. Ninguno de nuestros compañeros puede saberlo exactamente”.
Me llamo Rigoberta Menchú, y así es como cambio la historia cuando me conviene…
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