TIEMPO Y DESTINO
Los abogados y las esquelas
El tema de los avisos mortuorios forma parte importante de la historia de una ciudad y de sus ciudadanos. A veces esa importancia pasa las fronteras nacionales y se convierte en dato de la historia universal. Muchos diarios escritos las coleccionan ordenadamente para que sirvan de fuente de consulta y estudio, o para probar hechos que interesan al mundo de la justicia. Por eso forman apartados de esquelas de políticos, funcionarios, escritores, poetas, y de expresiones de última voluntad, muy curiosas algunas.
El diario español ABC ha colocado en su edición electrónica una colección de las esquelas más curiosas que ha publicado. Una mujer, antes de morir, encargó que se publicara una con el siguiente contenido: Quiero en los últimos momentos de mi vida manifestar mi perdón a los familiares que me abandonaron cuando más los necesité: mis hermanos Juan y Manuel, y mi hija María Soledad, por su absoluta falta de cariño y apoyo durante mi larga y penosa enfermedad.
De manera que las esquelas mortuorias pueden ser utilizadas para cualquier expresión lícita. Esos apuntes, sin embargo, tienden a mostrar cómo el abandono del laicismo, en favor de actitudes religiosas cala hondo hasta en sectores cultos que, por su especialidad, deberían mantener el criterio de que un Estado laico es preferible a cualquier otro, particularmente en momentos como el actual en el que las llamas de las guerras religiosas tapizan de cadáveres algunas zonas de la Tierra.
El Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala, por ejemplo, publica frecuentemente esquelas dirigidas a familiares de abogados que fallecen. El texto termina casi siempre con las palabras: “Y expresa sus muestras de condolencia a su distinguida familia por tan irreparable pérdida, rogándole a Dios le conceda resignación y fortaleza espiritual”.
Pienso, a veces, que se trata de una rutina administrativa, y no de la opinión de la junta directiva del Colegio. Y, como los abogados dominan por completo uno de los tres organismos del Estado (el Judicial) y asesoran a numerosos funcionarios del Organismo Ejecutivo, al Congreso de la República y a muchas otras entidades del sector público, fácil es advertir la posibilidad de que el criterio religioso puesto de manifiesto en las esquelas pueda proyectarse a la función pública de entidades estatales que, por disposición de la ley, deberían ser religiosamente neutrales.
Pero, el Colegio de Abogados y Notarios, ahora dirigido por un doctor en Derecho, altamente especializado en derechos humanos, parece estar cambiando algunas cosas, incluidos textos de esquelas en las que ya no se hace profesión de fe religiosa.
La Universidad de San Carlos de Guatemala, cuna de abogados, omite las expresiones religiosas y las esquelas —estos días— cierran con estas dos frases: “Descanse en paz. Id y enseñad a todos”, lo cual está a tono con el carácter actual de esa prestigiosa Universidad, lo cual la diferencia de las Universidades privadas, esencialmente religiosas.
Por supuesto, no todos los colegios profesionales proceden en igual forma. La junta directiva y la Junta de Administración del Timbre Profesional, del Colegio de Economistas, Contadores Públicos y Auditores y Administradores de Empresas, en una esquela publicada recientemente, omite toda invocación a Dios y termina así: “Presentan sus más sinceras condolencias a su esposa, hija y demás familiares”.
El Estado laico, bueno es repetirlo antes de continuar examinando el tema, es aquel que se mantiene institucionalmente independiente de cualquier organización o confesión religiosa.
De tal modo que desde los presidentes de los organismos del Estado hasta los trabajadores de más precaria remuneración, tienen derecho a profesar creencias religiosas, pero no deben permitir que estas interfieran en sus actividades oficiales, lo cual vale especialmente para quienes desempeñan funciones jurídicas.