LIBERAL SIN NEO
Los malos consejos
Si quieres evitar tener un mal día en el trabajo, no vayas a trabajar. ¿Te cuesta desenroscar el tapón de la gasolina? Utiliza un encendedor para quemar los residuos en las orillas. No renuncies a tus sueños… continúa durmiendo. ¿Te preocupa que te roben el automóvil? Estaciónalo frente a la casa del vecino, para que le roben a él, no a ti. Si corres detrás de una camioneta para ahorrar Q1.10, mejor corre detrás de un taxi y te ahorrarás Q50. Si está lloviendo fuerte, inserta tornillos de dos pulgadas en tus llantas, así obtendrás mayor tracción. Caminando frente a los tribunales me encontré a un señor sentado en la banqueta, llorando. Le pregunté: “¿Qué le pasa, un abogado le dio mal consejo”? “Peor aún”, me respondió, “me lo cobró”.
“La Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, aseguró ayer que uno de los desafíos más urgentes para enfrentar la actual desaceleración económica de la región es caminar hacia una tributación más progresiva” (PL 30/12/2016). Si Alicia Bárcena cree que hay que aumentar los impuestos progresivos, está en su derecho y muchas personas piensan como ella. Lo que es incongruente es que proponga aumentar los impuestos progresivos como una medida para enfrentar la desaceleración económica. Alicia Bárcena cobra caro por dar esta clase de consejos.
Esta es la misma Alicia que declaró en su visita a Caracas, en marzo de 2015, que “la Cepal trabajará con el equipo económico de Venezuela y ofrece respaldo a Maduro”. Solo puede suponerse que Maduro ha seguido los consejos de doña Alicia y la Cepal, ya que los resultados están a la vista.
Para quienes están a favor del impuesto progresivo a la renta con el fin de “castigar a los ricos”, les comento que ni para eso sirve; su costo recae principalmente sobre los más pobres. Aumentar el impuesto progresivo sobre la renta no conduce a aumentar la producción ni la productividad; por el contrario, las desalienta.
No existe tal cosa como el impuesto “a la empresa”, ni a los “productos”. Todos los impuestos son pagados por personas. El impuesto progresivo a la renta incide de manera negativa sobre la inversión, y por eso en la producción, a través de por lo menos dos efectos.
El primero es que, como el impuesto es un costo, sube la barra de la rentabilidad que es necesaria para invertir; es decir, eleva el “precio” o costo de invertir. Una ley económica fundamental es que a precios mayores se demandará una menor cantidad. El impuesto progresivo a la renta aumenta el “precio” de invertir y, por tanto, reduce la demanda de inversión. El segundo efecto disuasivo tiene que ver con la naturaleza del concepto de inversión. Los únicos recursos disponibles para invertir son aquellos que han sido producidos y no consumidos; es decir, ahorrados. No puedo vender el pan que me he comido. La única fuente de recursos disponibles para invertir son las utilidades y ahorros de las empresas —personas— y las personas; los recursos que han producido pero no han consumido. Son precisamente estos ingresos —recursos— que el impuesto progresivo a la renta confisca y desvía para gasto de gobierno, que no podrán ser empleados para producir. Esto redunda en menos recursos para invertir, producir y generar empleos, además de bajar los salarios.
No comulgo con Paul Krugman, pero no puedo resistir parafrasearlo: “Algunos economistas en posiciones oficiales dan malos consejos; a veces dan muy, muy malos consejos; y a veces trabajan para la [Cepal]”.
fritzmthomas@gmail.com