IMAGEN ES PERCEPCIÓN
Más allá de cifras
Esta semana fue negra para el periodismo guatemalteco, ya que fueron vilmente asesinados en el parque de Mazatenango los periodistas Danilo López, de Prensa Libre, y Federico Salazar, de Radio Nuevo Mundo. Estos hombres eran para alguien hijos, esposos, padres, hermanos, que hoy dejan un gran vacío en sus seres queridos.
El caso de Danilo López me conmovió cuando leí: “La sorpresa que nunca recibió”. Se me hizo un nudo en la garganta, me sentí triste; su esposa lo había llamado 10 minutos antes del crimen para invitarlo a almorzar. Ella y su hijita le iban a dar la gran sorpresa de que la señora espera un bebé. Pero no hubo tiempo de saberlo, porque un sicario identificado por testigos como el Barbas lo asesinó. Este hombre fue supuestamente contratado por un alcalde de esa área para cometer el hecho delincuencial. Estos criminales dejaron a una pequeña niña huérfana, a una esposa sin el amor de su vida; a una madre sin su hijo. Le cambiaron la existencia a una familia entera y abren una herida que jamás se podrá cerrar. Ese bebé ahora tendrá que crecer sin la protección y el cariño de su padre, todo por la ambición de otro politiquero más, el prototipo edil sucio y corrupto, a quien le duele y le ofende que alguien lave sus trapos sucios en la prensa y desvele su corrupción públicamente. De esta clase abundan en nuestro país.
Estos casos deben hacernos reflexionar profundamente sobre el tenso ambiente que se percibe, donde los políticos inescrupulosos quieren silenciar a la Prensa a cualquier costo.
Pero de igual manera debemos entender que indistintamente de la profesión u oficio que ejerza una persona, tras un asesinato existe toda una historia, una familia, existen sentimientos y sueños truncados. Los asesinatos en Guatemala no deben ser vistos o percibidos como simples cifras numéricas, que ocurren a diario o afectan a un solo gremio. Porque un día, cualquiera de nosotros podría ser víctima directa o indirecta de la gran violencia.
Asimismo, también son asesinados repetitivamente pilotos de buses urbanos, mujeres y niños, sin que nadie pueda detener estos terribles crímenes.
Es grotesco ver cómo la prensa amarillista exhibe los brutales asesinatos sin ninguna ética, y a muchos les encanta verlos.
El derecho a la libre expresión es fundamental para el respeto y promoción de todos los derechos humanos.
Por la misma razón el periodismo de calidad siempre es antagonista del gobierno de turno en un país, y la confrontación se torna inevitable cuando los funcionarios públicos no trabajan honestamente y con eficiencia.
La vida no vale nada en Guatemala, a juzgar por la cantidad de asesinatos que se cometen a diario en este país. Tan solo en febrero de este año Inacif reportó 347 muertes violentas. Pero más allá de las cifras, recordemos que estas personas tenían familia, sentimientos, ilusiones y, sobre todo, eran muy importantes para alguien. El fracaso de la mano dura es evidente. Y la raíz de todo esto es la impunidad. Y termino con una pregunta que leí ayer en el editorial de Prensa Libre: ¿Cuándo marcharán todos los sectores?
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