SI ME PERMITE

Más que acelerar, proyectar

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“Es más conveniente no esperar nada y hacer lo posible, que entusiasmarse y no hacer nada”. Hellen Adams Keller.

Al igual que en muchas carreras o maratones, no es extraño observar el entusiasmo con que inician para alcanzar la meta, pero a medida que van avanzando es normal ver el desgaste y la fatiga tomando lugar y se empieza a desacelerar y en algunos casos desistir en seguir por la misma fatiga y falta del aire necesario para poder correr. Este cuadro es muy similar en muchos de nosotros cuando nos proponemos metas y nos proponemos cambios en el estilo de vida para el nuevo año que iniciamos.

Si tomamos unos minutos en autoevaluarnos, nos ayudaría a entender nuestras debilidades y fortalezas para poder planificar con la suficiente perspectiva y no tener que perder de vista el cómo podemos llegar a lo que nos hemos propuesto. Como cada uno de nosotros somos diferentes es muy difícil manejar metas en un marco de cabildeo o peor porque otros nos han inducido. Simplemente debemos reprocesar toda la idea que se ha presentado y entender cómo puede ser factible en el marco de mi realidad. Este análisis, sin lugar a duda, generará una automotivación que en el transcurrir del tiempo servirá para reenfocar la meta y seguir adelante sin desmayarnos.

No podemos negar que en nuestro medio podemos ver más víctimas por no poder seguir adelante para alcanzar lo propuesto que cualquier otra enfermedad que se conoce en nuestra sociedad. Esto no es para conformarnos o consolarnos, sino todo lo contrario; tomar las medidas necesarias en no ser una víctima más. Esta verdad nos tiene que invitar a empezar con más serenidad y aparentemente con poco entusiasmo en el inicio del año, pero con la determinación constante que está controlada con una voluntad que nos recuerda que por el simple hecho que hemos propuesto y hemos iniciado en ningún momento significa que vamos a perseverar en nuestro propio ritmo y que alcanzaremos la meta.

Cuando entendemos que las propuestas personales de vida que queremos alcanzar no pueden ser sujetas a comparación con terceros y mucho menos en competir quién está alcanzando o no su meta, claro está que podemos compartir nuestros avances, pero no para ser calificados o gratificados, sino simplemente porque lo estamos socializando. Esto también en la privacidad de nuestra vida debe ser honestamente calificado si estamos alcanzando o no lo propuesto, sin ningún marco de tener que autoconsentirnos, porque los únicos damnificados somos nosotros.

Es muy interesante que una conducta como esta se desarrolla con una mentalidad de círculos concéntricos; es decir, estoy dispuesto a iniciar el reto y muy fácilmente un amigo o compañero se suma a la idea y cuando nos damos cuenta es todo un círculo social de amigos que estamos en el mismo ritmo, y por el simple hecho que no incluye comparaciones o competencias se torna en momento gratificante que genera una salud mental, por encima de las demás ventajas personales que cada uno tiene.

Si podemos aplicar esto en nuestra vida y familia también, con el tiempo que no nos sorprenda que no seamos unos cuanto simplemente, sino que muy pronto seremos parte de una sociedad que se propone a cambios claros y definidos y los alcanza también. Claro está que en este esfuerzo estamos siendo nosotros mismos los primeros los beneficiados. Bien vale la pena empezar y que este año sea de cambios.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.