REGISTRO AKÁSICO
Mundo complejo
Frente a hechos terribles, muchos repiten lugares comunes o tópicas. Tales recursos discursivos en el caso de la política tienen su anclaje en el pensamiento de la guerra fría. Hoy, resultan fuera de lugar y promueven la confusión.
El conflicto sirio, verbigracia, tiene una disputa económica interesada: apoderarse ilegalmente de la extracción de petróleo en el Medio Oriente. Para el efecto, grandes billonarios han establecido sendas organizaciones clandestinas que promueven la aparición de supuestas organizaciones político militares religiosas que faciliten ese negocio.
En efecto, varios herederos de los dueños de Aramco, la compañía petrolera árabe, grandes millonarios de los emiratos árabes y otros patrocinadores occidentales apoyan al Estado Islámico y otras organizaciones político militares religiosas, bajo un cálculo económico con mucha distancia de algún tipo de fanatismo teológico.
Se trata de derribar a un régimen laico bajo argumentos religiosos, pero se esconde la ambición de apoderarse del negocio de la exportación de petróleo clandestino. Hasta los actuales gobernantes turcos parece que están comprometidos, a decir de los voceros rusos.
Con millones de dólares, grupos especializados reclutan a jóvenes europeos adictos a diferentes drogas. Después de un entrenamiento militar, pero también de acondicionamiento psicológico, los convierten en sujetos deshumanizados dispuestos al asesinato. Los ejércitos también se nutren de personas resentidas por pasadas actuaciones de los norteamericanos y los rusos, mantenidos gracias a los ingresos millonarios del contrabando de petróleo. De esa manera, se constituye el Daesh.
Los analistas de cliché o estereotipados, frente a los actos terroristas como el ocurrido en París, recurren a culpar a la postergación económica existente en los barrios de ciudadanos franceses con ascendencia árabe, cuando son “progres” y a los inmigrantes no integrados en la cultura de su país receptor, cuando son “libertarianos”. Nada más lejos de la realidad.
En ese caso, los autores eran personas de clase media acomodada y ciudadanos belgas o franceses. Fueron reclutados bajo bases técnicas, sobre las que se transformaron en sociópatas. Se les ofreció un nivel de vida alto, mientras se les convencía de la necesidad del martirio, sobre su exacerbado narcisismo.
La vida no es simple; por lo tanto, no hay que referir razones cuando se desconocen datos. No hay excusa para el relato dogmático. Referir lo complejo no significa una explicación complicada, al contrario: es directa y fácil de comprender.
Lo que se necesita es alejarse de una mentalidad prejuiciosa, de los criterios “políticamente correctos” y de la mentalidad de la guerra fría. O, peor aún, mezclarlos con bendiciones y lamentaciones al cielo. Ya se sabe que para muchos dinosaurios, eso equivale a su desaparición como dueños de la verdad.