JIMMY MORALES ESTÁ DANDO pasos en falso. En sus manos tiene un problema serio que en lugar de resolverlo como estadista ofrece un triste espectáculo similar al de los viejos políticos de los cuales quiere distanciarse. José Ramón Lam Ortiz, miembro de su equipo de transición, plagió ensayos de científicos sociales peruanos, ecuatorianos, españoles y mexicanos. El Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos (Ipnusac) emitió un comunicado en el que revela que Lam Ortiz se vio obligado a salir de esa institución luego de detectarse que había firmado como propios textos de otras personas. Según el Diccionario de la Real Academia Española, plagio es “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”, lo cual tiene una sanción ética y penal por violar derechos de autor.

PESE A QUE LA DENUNCIA la hace una institución seria y con reconocimiento académico como el Ipnusac, Morales dice que no acepta “rumores o juicios de opinión sin respaldo legal”, niega que haya “prueba contundente” y que Lam continuará a su lado. Ese tipo de argumentos los hemos escuchado de políticos como Roxana Baldetti, Otto Pérez Molina y Manuel Baldizón, entre otros. Si el presidente electo se tomara unos minutos bien podría comprobar por sí mismo en internet que Lam tomó cuatro ensayos ajenos y los calzó con su firma. Lo más lamentable es que esta situación ya la conocía el presidente electo antes de que la difundieran los medios periodísticos. Édgar Gutiérrez, director del Ipnusac, asegura que a Morales le hicieron llegar esta información tres veces por la vía privada, pero ignoró las advertencias.

EL PLAGIO ES UN ACTO falto de toda ética profesional, es un acto de corrupción que ha llevado a la caída de funcionarios en Alemania y el cuestionamiento de candidatos a cargos en Colombia. ¿Por qué Lam se fusiló esos ensayos? Para poder cobrar su sueldo como investigador del Ipnusac, o sea, se apropió de fondos provenientes de nuestros impuestos sin haber trabajado. Pese a las evidencias, Lam insiste en negar lo obvio, lo cual implica una acción de total deshonestidad de alguien que funge como enlace entre la Comisión legislativa de Finanzas y el nuevo mandatario. Morales dijo que en su gestión no aceptará corruptos ni ladrones, entonces ¿en qué quedamos?

ES COMPRENSIBLE QUE ESTA situación afecta el proceso de transición del presidente electo, que Lam es una pieza clave de su equipo de trabajo y que le crea un conflicto de lealtad con alguien que lo ha acompañado en este proceso. Sin embargo, el presidente electo debe valorar hasta qué punto esa lealtad mal comprendida puede dañar su imagen presidencial desde antes de tomar posesión, en forma totalmente innecesaria. Sabe muy bien que está sujeto al escrutinio público en todas sus acciones y esta no es la excepción. Morales aún puede evitar este conflicto ético porque si insiste en negar lo obvio, su gobierno tendrá una luna de miel muy, muy breve con la población.

 @hshetemul