IMAGEN ES PERCEPCIÓN
No a la reelección en la Usac
El rol que juega la Universidad de San Carlos de Guatemala es preponderante, por la influencia que tiene esta institución educativa en la esfera nacional. Por lo que el papel del Rector Magnífico es clave, no solo para dirigir nuestra universidad estatal, sino para toda la incidencia política, económica y social de nuestro país.
Lamentablemente y aunque la Ley Orgánica de la Universidad de San Carlos de Guatemala permite la reelección, según el artículo 26, que literalmente dice que el rector… “Durará en el ejercicio de sus funciones un período de cuatro años; pero puede ser reelecto para un período más si obtiene, al menos, el voto favorable de las dos terceras partes del Cuerpo Electoral Universitario”.
El derecho de reelección es una norma que debe modificarse porque se presta a corrupción, tráfico de influencias y mafias enquistadas en esa institución académica. El actual rector ocupó por años el puesto de secretario general y luego le fue heredada la Rectoría para cubrir los manejos de la pasada administración. Y así es como se ha dado un círculo vicioso que propicia una corrupción sin fin.
Es necesario impulsar y promover la alternabilidad en el poder, porque además de permitir la generación de nuevas ideas académicas que contribuyan a la búsqueda de la excelencia, también se da paso a la trasparencia en el gasto y el fortalecimiento de esa institución, que en los últimos períodos ha sido empleado —tan honorable cargo— para corruptelas y la búsqueda de puestos en los distintos partidos políticos de esa entidad.
Es “doloroso” que con los recursos de la Usac, los rectores financien su campaña política para reelegirse. ¿Quién puede competir contra ellos? Además de mover el pulpo de la estructura de la Rectoría a su conveniencia, para comprar voluntades a granel. No solo dentro de la Universidad, sino también en los colegios profesionales. El derroche es escandaloso, pago de viajes, plazas fantasmas, costosas asesorías, regalos, etc.
La Academia debe separarse completamente de la política partidaria de la Universidad, es vergonzoso que el rector este más preocupado por reelegirse que por mejorar la oferta académica, y que esté utilizando su cargo como un trampolín para sus oscuros propósitos. Esto es una aberración y una prostitución de la Academia.
Es necesario promover un cambio que prohíba la figura de la reelección, porque no es beneficioso ni sano para el único centro universitario público del país —que debería ser un santuario educativo— tener personas enquistadas en el poder con pocos o nulos resultados. Y que lamentablemente tienden a equivocarse al considerar que al estar al frente de la educación superior —que sí elige a sus autoridades— pueden quedarse por tiempo indefinido en el cargo, cruzados de brazos y con un presupuesto millonario a su disposición, para ser usado a su discreción.
Hemos visto desfilar candidatos de la política nacional, miembros activos de distintos partidos políticos, quienes ya encontraron nuevas áreas de influencia al interior de la Usac. Por ello la comunidad universitaria está indignada de ver personajes que, sin ser docentes ni dedicarse a sus profesiones, tienen en sus manos no solo la dirección de la universidad pública de Guatemala, sino a través de la Coordinadora de Enseñanza Privada Superior (CEPS) influyen en las decisiones de otras universidades en el país.
Este es el momento oportuno para comenzar a dialogar sobre un cambio profundo que debe hacerse ya, sobre todo cuando estamos a un año de las próximas elecciones, donde se elegirá a las nuevas autoridades de la Usac, que por decencia no pretenderán reelegirse, sabiendo que hasta hoy han hecho un deplorable papel.