REGISTRO AKÁSICO
No al putsch
Las condiciones para tan deleznable actuación se crean cuando fallan grupos o instituciones con prestigio. Si se quiere reunir a los periodistas, no debiera haber exclusiones. Se denuncia el acecho, se llama a la unión. Pero no se convoca a los noticieros de la televisión abierta, a los de VEA canal, así como a revistas de papel y electrónicas independientes. ¿Cuál es la razón de este sesgo?
Todos somos testigos de la manera en que un grupo de locutoras de televisión cambiaron sus trajes de boutique por apretados pantalones vaqueros para desgañitarse en acusaciones contra sus competidoras. Véase a los serviles de la derecha y organizadores de camisas blancas, en playera, cargados de pañuelos de papel, donde lloran de coraje, en atropellada defensa de sus patrones. Buscan tapar el escándalo de la visas de EE. UU. y una denuncia de intermediación ilegal bancaria.
La burla es obvia. Se trata de quien desfiló protestando por la corrupción con un retrato de Árbenz, sorprendido por haber ayudado a entronizar a uno de los que contribuyó a su caída. Allí está, Alejandro Baltazar Maldonado Aguirre, esperando que la situación se deslice a su favor. Para conseguirlo, sus aliados necesitan conseguir un país de exilio al número uno. Para que igual que Jorge Adán Serrano Elías viva con los millones que transfirió al extranjero. Luego, efectuar la maniobra que aplaudirán unos, que ya enseñaron un entusiasmo fingido y ocultamiento mafioso de negocios de sus compinches.
La ciudadanía debe estar en alerta para impedir esa maniobra. La cólera no debe cegarla. El que protesta, el que aguanta la lluvia por la convicción de mostrar su hartazgo ante la violencia. La buena gente que prepara sus carteles para hacer oír su voz. Quien lanza mensajes en redes sociales para demostrar que no ha perdido la capacidad de asombro. Todos, deben mantener su adhesión al Estado democrático de derecho. Respaldar a las instituciones, en especial al Tribunal Supremo Electoral, que es el único facultado para decidir sobre el proceso político que se vive para renovar autoridades. Sus resoluciones deben ser respetadas, nos guste o no, ya sea que pensemos que están equivocados o en lo correcto. Jamás se habrá de apoyar a un aventurero que, como Hitler o Carlos Castillo Armas, ose lanzar un tiro al techo de una cervecería y asuma que está llamado a dirigirnos, atropellando la buena fe. ¡No al putsch!