ECLIPSE
No solo corrupción
El recién electo presidente ha creado expectativas en algunos sectores, en otros frustración, pero es el mandatario y así debemos aceptarlo, lo que no significa que tomemos, como usualmente había ocurrido, una actitud pasiva, indiferente y apática.
Y no se trata solo de organizar de nuevo las manifestaciones, las batucadas o lo que se interprete como fiscalización ciudadana. Es imprescindible que él y su equipo (que aún no conocemos) tengan plena conciencia de que, a pesar de que su principal oferta de campaña fue el combate a la corrupción, ese no es el único problema de Guatemala, aunque fue la bandera de lucha de amplios sectores sociales.
Hoy, en Guatemala hay una ciudadanía que despertó, es exigente y crítica, que logró lo que quería, encarcelar a una línea de los defraudadores del fisco. Falta la otra.
Ejercer el gobierno será una tarea titánica, combatir la desnutrición que nos tiene en el primer lugar regional, reducir la pobreza para dejar de ser el tercer país de Latinoamérica con más porcentaje de la población bajo la línea de pobreza, el 54.8%, a pesar de ser el tercer productor mundial de azúcar, ser un reconocido productor de café, tener enormes riquezas naturales y minerales, pero también la más baja carga tributaria del continente. Las últimas estimaciones señalan que no se recauda ni el 11% del PIB. Estamos entre los 14 países más violentos del mundo y el séptimo en América Latina, aunque ahora ya no se habla de la inseguridad.
La pobreza aquí es estructural y multidimensional; sin embargo, ni los manifestantes, ni Jimmy Morales, dijeron algo sobre este grave problema. La desigualdad brutal que prevalece es una de las principales vergüenzas del país.
El 57% de los niños realizan trabajo infantil, niñas violadas y embarazadas; señalamientos al sistema de justicia, una Policía Nacional Civil contaminada, jueces y diputados perseguidos por la justicia, son algunos de los problemas. Dijo que lo urgente es abastecer de medicinas a los hospitales y mejorar la educación, pero con esos niveles de pobreza y de desatención del Estado es insuficiente.
A pesar de que más de dos millones votaron por él, tendrá que enfrentar el desengaño ciudadano, especialmente en el aspecto fiscal, con una moral tributaria dañada, aunque aquí la tendencia siempre ha sido a rechazar el pago de impuestos, un presupuesto en discusión en el Congreso, que estaba esperando su turno para ser discutido hasta que se supiera quién era el ganador en la contienda. Ahora empezará allí la negociación, para lo cual también necesita operadores para no dejarse subyugar por los métodos de siempre.
Urgen señales que permitan la gobernabilidad y no tiene ni tiempo ni adelantos visibles con el gobierno de transición.
La población exige transparencia en lo público, pero los sin voz necesitan mucho más, hace falta que sus necesidades irresueltas sean priorizadas.
Iliaalamilla@gmail.com