Nuevo nacimiento
La Navidad celebra el acontecimiento más grande en la historia del mundo: el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios. Es un tiempo donde surgen los más nobles sentimientos, nos motiva a compartir y amar. Quizá para algunos sea una fiesta, para otros un tiempo de descanso, de placer, de grandes ganancias o de profunda soledad.
¿Por qué este nacimiento es relevante para la humanidad? Después de todo cada día nacen miles de niños alrededor del mundo. ¿Cuál es la importancia del nacimiento de Jesús para nosotros?
Su nacimiento fue sobrenatural, anunciado con anticipación y con un propósito definido. Nadie elige el lugar, la forma y los eventos que habrán de suceder al momento de nacer, pero en este caso así fue. Da inicio al cumplimiento de la promesa de redención, que Dios prometió desde que el hombre optó por la autosuficiencia. Dios tomó la iniciativa de buscarle y de volver su corazón hacia Él.
La relevancia radica en su propósito. Todos los seres humanos cargamos la afrenta del pecado que nos induce a la maldad. Esta naturaleza de pecado nos domina, de manera que vivimos con una profunda necesidad espiritual aun cuando no la reconozcamos, anhelando ser perdonados y transformados. Al nacer, Jesús trajo a la humanidad la esperanza de que esa naturaleza fuera transformada en una que refleje la imagen de Dios, conforme al diseño inicial.
Esta fue la experiencia de Nicodemo, un hombre que escondía un vacío espiritual en apariencia de piedad, religiosidad y estatus social. Se consideraba una buena persona, estaba convencido de que su linaje y religión le garantizaban el favor de Dios. Un diálogo profundo con Jesús lo confrontó con la necesidad ineludible de todo ser humano: nacer de nuevo.
Nada puede hacer el hombre para llenar ese vacío. Inútil resulta el celo religioso, el éxito, la prosperidad material o la caridad. Lo que necesitamos no es religión, sino nueva vida, y esta solo la encontramos en Jesús. Este fue el propósito de su nacimiento, muerte y resurrección.
Por lo tanto, la Navidad es una oportunidad para cambiar, enderezar nuestros caminos volviéndonos a lo relevante. Quizá alguien espera en ti un nuevo nacimiento: tus padres a quienes deshonraste, tu cónyuge a quien has lastimado y sido infiel, tus hijos a quienes fallaste o abandonaste, un amigo a quien traicionaste o Dios a quien rechazaste.
Un acto de rendición ante Dios daría mucho sentido a esta celebración. Aceptar la provisión de Jesús para nuestra redención es lo que se requiere para nacer de nuevo y así experimentar la verdadera Navidad en nuestro corazón. Entonces seremos capaces de pedir perdón a quienes hemos lastimado, restituir el daño causado y perdonar a quienes nos han herido, encontrando así la verdadera paz.
Nuestro deseo es que tengan paz, que pasen feliz Navidad y que Dios bendiga a cada familia que encuentra en Jesús su única esperanza.
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