FAMILIAS EN PAZ
Opciones y decisiones
Los habitantes del valle tenían frecuentes dificultades entre sí. Cierto día convocaron a una asamblea para solucionar el problema.
Habréis notado, comentó el buitre, que hay peleas entre nosotros. ¿No sería mejor elegir a alguien para que nos gobierne y defienda? ¡Buena idea!, dijo el conejo. Así, podremos dedicarnos a nuestras labores en paz y tranquilidad.
Y así, empezaron las discusiones; cada quien tenía al candidato ideal. Unos querían al gato porque con su paso silencioso podría acercarse a cualquiera sin que lo vieran. Otros, al ratón, por su capacidad de meterse por todas las rendijas y conocer al enemigo. Pero ambos carecían de fuerza y presencia, la mejor opción era el elefante, por sus bramidos imponentes. Se equivocan, dijo la mona, necesitamos que sea tanto fuerte como astuto. Todos estuvieron de acuerdo.
Aprovechando la noche, la zorra fue a visitar al león. Mira, amigo, le dijo, tú sabes que soy la más astuta y nadie tiene fuerza como la tuya. ¿Qué te parece si unimos nuestras fortalezas y trabajamos juntos? Lo que se necesita para gobernar se encuentra distribuido entre nosotros dos. Al león le pareció la idea y se presentaron como la mejor opción.
La primera en apoyarlos fue la gallina; luego, todos los demás. Estaban aún celebrando cuando la zorra tomó entre sus fauces a la gallina, quien gritaba: ¡Pero si te hemos elegido para defendernos! ¿Así nos pagas?
Mira, dijo la zorra, tú sabes que mis múltiples ocupaciones no me permiten ir a cazar, además necesito alimento, así que, sacrifícate por el pueblo, tal como lo hago yo. ¡Suéltame, no me obligues a llamar al león!, gritaba la gallina. Pero el león buscaba deshacerse del gato, el candidato fuerte en la asamblea anterior, así que, aunque lo hubiera llamado, no habría acudido; tenía su propia agenda.
El conejo, viendo lo que ocurría, se atrevió a decir: me parece que nuestros representantes se sostienen a nuestra costa. Es verdad, le susurró la gacela, pero callémonos, si no queremos terminar como la gallina y el gato.
Al día siguiente, tanto la gacela como el conejo desaparecieron. Tuvieron un accidente del cual nadie supo cómo, solo que terminaron como alimento para sus gobernantes.
Pronto se extendió el terror por todo el valle; nadie podía opinar. Hasta la crítica más pequeña llegaba a oídos de la zorra y era castigada por el león. Uno tras otro, los animales se vieron obligados a irse y pedir asilo en los valles cercanos. Mientras los exiliados se alejaban, el buitre cantaba desde lo alto de una roca la siguiente canción: “Si entre desdichas mil, no deseas vivir, a violentos y astutos, cuida de no unir”.
Esta fábula nos deja lecciones importantes: analicemos bien antes de tomar una decisión; nunca unas a violentos y astutos; cuídate de las alianzas perversas; si la unión hace la fuerza, unámonos contra los males que nos afectan a todos. Medita, reflexiona y pide sabiduría antes de decidir.
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