Que tengan mucho cuidado

El expresidente colombiano Álvaro Uribe, advirtió al pueblo y a los que saldrán afectados, el ejército, el sector empresarial y Colombia en general sobre los nefastos resultados que se ven en Guatemala. Por supuesto, nuestra izquierda reaccionó virulentamente, como de costumbre con mentiras, hasta alguna ignorante dijo que en Colombia se habría reducido el período de Uribe por corrupción. ¿No se habrá enterado de que en un proceso democrático se dio la transición pacífica y le entregó constitucionalmente el poder al actual presidente Santos?

Acusan a Uribe de interventor en asuntos internos de nuestra ya intervenida patria, cuando él solamente tomó opiniones como la mía y la de otros decepcionados, ante los resultados de un proceso que nunca garantizó la paz.

Los acuerdos solo sirvieron para que se entronizara la izquierda en el gobierno, en ONG millonarias que olvidan los acuerdos como el de la amnistía y ahora se juzga a los que ya los habían derrotado en el campo de batalla.

La guerrilla colombiana tenía, antes de Uribe, tomada una sexta parte del territorio colombiano y hoy ya no tiene nada, solo acciones terroristas esporádicas que incluyen secuestros además de su involucramiento con el narcotráfico. Pero su derrota está cerca y en su desesperación no les quedó otra que ir a La Habana a negociar, ya no hay nada que negociar más que entreguen las armas, se incorporen a la sociedad y participen en procesos electorales, y si es como aquí, no llegarán ni al tres por ciento del caudal electoral, y eso lo saben, por ello quieren negociar cuotas de poder que no alcanzarían nunca yendo a las urnas.

Los colombianos jamás deben aceptar un proceso como el nuestro, porque aquí en Guatemala hay ya mucha historia documentada de cómo no se debe hacer en un proceso de estos y sobre todo de las consecuencias fatales que ha traído a la institucionalidad, gobernabilidad, seguridad y estabilidad del país. Se dieron muchas concesiones derivadas de un acto de buena fe de una de las partes, pero táctico y estratégico para la otra. Por supuesto, la mala fe está del lado de la guerrilla, que esperó agazapada a los incautos que creyeron en el proceso de marras.

El presidente Rajoy en España dijo contundentemente al referirse a ETA: “La paz no se negocia y la libertad no se regatea”.

Hoy por hoy, un inversionista lleno de ideas quiere emprender un negocio en su terreno, con su capital. Entonces se le bloquea, se le invade y después hay que negociar, entonces se exigen concesiones imposibles de cumplir.

Si alguien tiene que hablar de intromisión somos todos los afectados por las personas que dicen representar al pueblo, pero la mayoría pacífica y trabajadora los desconoce y los descalifica, como sucede con el tema de la cementera, donde el 99% está de acuerdo, según verdaderos representantes de las mayorías.

No será de extrañar que las Farc reclamen los Llanos Orientales y la región de Uraba, por derechos ancestrales, pues allí era su centro de operaciones, y así será, que no les quepa la menor duda.

Espero que esta advertencia abra los ojos de los colombianos para que tengan mucho cuidado.

hupretij@hotmail.com

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