CON OTRA MIRADA
Palacio arzobispal en La Antigua Guatemala
Según fue publicado en Prensa Libre el pasado jueves 23, “el arzobispo metropolitano, Óscar Julio Vian Morales, solicitó el usufructo por 50 años del antiguo Palacio Arzobispal de Antigua Guatemala al Concejo de la ciudad colonial, propietaria legal de ese inmueble…”
En junio de 2014, el Patronado de Catedral, constituido para hacer trabajos de conservación, lo solicitó, pero ante el silencio decidió “…llevar personalmente al Arzobispo para que volviera a hacer la misma petición”. Según sus declaraciones, “El usufructo es vital para continuar con el proyecto completo de restauración y poner en uso digno el conjunto monumental… El edificio será un centro cultural para formar a nuestros jóvenes… retó a los concejales a dar una respuesta positiva para que ‘pasen a la historia’ como el concejo que rescató el monumento más importante de la época colonial y el más bello de Latinoamérica… El prelado afirmó que la solicitud cuenta con el visto bueno de la Iglesia, sociedad civil, hermandades, comunidad internacional y cuerpo diplomático acreditado en el país”.
Hace cerca de un año, el equipo técnico del Patronato atendió dos invitaciones del Consejo Cívico de Vecinos de La Antigua Guatemala para exponer sobre la propuesta de conservación de las fachadas sur y oriente, así como la remodelación de las banquetas alrededor del conjunto. Plan con el que se estuvo de acuerdo.
El Consejo Cívico es una agrupación de vecinos surgida en 2006, luego de que sus autoridades ignoraron instrumentos técnico-legales aportados como: esquema del Plan de Ordenamiento Territorial, Reglamento del uso del suelo; definición de un área de máxima conservación y el esbozo del plan de circulación vial, que propuso áreas peatonales y de circulación restringida de automotores. El resultado fue el evidente deterioro de la Ciudad y su descontrolado crecimiento.
Recuperar el conjunto catedralicio de La Antigua Guatemala es importante.
Hoy la ciudad es lo que es porque fue abandonada en su momento de máximo desarrollo en el siglo XVIII. Los daños sufridos por los terremotos de 1773 la convirtieron en una ciudad de ruinas, que el tiempo se encargó de magnificar. Debido a ese valor excepcional, en 1979 Unesco la incluyó en la Lista de Patrimonio Mundial.
La propuesta del Arzobispo de solicitar usufructo por 50 años es inviable, pues el Código Municipal prevé esa figura por 25 años. Pero, principalmente, porque se trata de un bien público a la custodia de la Municipalidad; sus propietarios son los vecinos.
La identidad, arraigo y sentido de pertenencia de los antigüeños hacen que la defensa cívica de los bienes públicos, culturales muebles e inmuebles, tradiciones y demás patrimonio intangible haya sido férrea.
Un proyecto de tal envergadura requerirá el preciso levantamiento arquitectónico, un plan de restauración y reestructuración que garantice la seguridad de los usuarios y su propia subsistencia, así como la preparación de un presupuesto, plan de trabajo e identificación de fuentes de financiamiento en plena coordinación con el Consejo Protector.
Para la recuperación de tan insigne edificio, el Concejo Municipal podría crear una alianza público-privada integrada por vecinos organizados, el Patronato y otras entidades que se quieran sumar a la formulación de un proyecto cultural para la ciudad.
Su uso será resultado de un estudio que incluya conocer las necesidades intrínsecas de la administración municipal, la basta e importante producción artística y cultural de la comunidad y tomar en cuenta la obvia necesidad de espacios de uso cultual, que tanta falta hacen.
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